Por Roberto Morejón

La oriental provincia de Guantánamo, donde Estados Unidos mantiene un enclave naval contra la voluntad de los cubanos, será sede del quinto Seminario Internacional de Paz y por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, un fenómeno latente en el mundo.

Cerca de 200 activistas de 25 países se congregarán en la ciudad de Guantánamo, capital de la provincia del mismo nombre, y visitarán el vecino municipio de Caimanera, donde Estados Unidos mantiene una base militar.

Si bien los participantes dialogarán sobre la expansión de esas plataformas castrenses y destacarán que más de mil se asientan en diversas latitudes, los cubanos exigirán el cierre definitivo de la mantenida aquí por la potencia del Norte.

El expresidente norteamericano Barack Obama incumplió una de las principales promesas de su administración, clausurar la cárcel ubicada en la base naval de Guantánamo.

Obama acusó al Congreso de su país de impedir el cierre del reclusorio, donde se cometen flagrantes violaciones de los derechos humanos de los detenidos. La cárcel siniestra se asienta en un territorio del que se apoderó Estados Unidos.

Con la firma del Tratado de París el 10 de diciembre de 1898 se puso fin a la llamada guerra hispano-cubano-norteamericana, pero el año siguiente comenzó de manera oficial en el país una intervención militar estadounidense.

Washington perfiló a su antojo la futura república cubana y añadió a la Constitución un complemento conocido como Enmienda Platt.

El apéndice estableció el nefasto precedente de favorecer la transferencia de segmentos de suelo cubano para emplazar estaciones navales.

Cuba era sometida al arrendamiento forzoso de modo perpetuo de un área de más de 117 kilómetros cuadrados en el pórtico de la bahía de Guantánamo.

En una directiva presidencial sobre la política hacia Cuba de 2016, Barack Obama enfatizó en que el gobierno no tenía intención de modificar el tratado relacionado con la base naval de Guantánamo. De manera que Estados Unidos persiste en usurpar parte del territorio cubano, mantener su base y dejar abierta la cárcel.

Resulta oportuno redoblar la lucha mundial por la devolución de ese y otros territorios destinados a fines bélicos. Desafortunadamente no es frecuente la retirada de estadounidenses y otros operadores de sus bases militares.

El gobierno ecuatoriano, por ejemplo, logró valientemente la salida de Estados Unidos de Manta, pero continúa presente en Colombia y los
británicos se afincan en las Malvinas.

En Guantánamo se hablará sobre el peligro que constituyen esas instalaciones para la paz y la tranquilidad de los habitantes de los países que las asientan.