Por: Guillermo Alvarado
Por primera ocasión en la historia de la Organización Mundial de la Salud, la OMS, un especialista africano, el doctor de nacionalidad etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue elegido para dirigir esa entidad perteneciente a la ONU, que encara el reto de readecuar sus estructuras para dar una respuesta más efectiva a los actuales retos que en esa materia enfrenta la humanidad.
Tedros Adhanom tiene 56 años, es especialista en paludismo y realizó estudios en dos universidades británicas. Fue ministro de salud en Etiopía de 2005 hasta 2012, cuando pasó a ocupar la cartera de Relaciones Exteriores, cargo que dejó en 2016.
Su designación, realizada por el nuevo sistema de voto secreto luego de una primera ronda que se hizo tras la presentación de los proyectos de trabajo de los candidatos, puede verse como una luz de esperanza para el continente africano, donde los conflictos armados, los rigores del clima, las migraciones masivas y la pobreza han llevado a muchos países al borde del colapso en materia de servicios de salud.
Millones de niños y adultos están amenazados en la actualidad de morir por enfermedades como la diarrea aguda, el sarampión, la tuberculosis y el paludismo, que hacen una combinación letal junto con la desnutrición y la ausencia de vacunas o tratamientos preventivos.
La misma Etiopía ha sufrido en los últimos años tres brotes severos de diarreas agudas, que algunos sospechan que fue cólera, si bien esta enfermedad no fue declarada nunca por las autoridades locales.
Es de suponer que el doctor Tedros Adhanom priorizará la atención hacia África, aunque se debe reconocer que sus acciones están limitadas por consideraciones administrativas y manejos presupuestarios, que en ocasiones afectan el papel de la OMS en el terreno.
Justamente uno de los retos que el nuevo Secretario General debe enfrentar es la creación de un grupo de especialistas, que ya fue anunciado el año pasado por su antecesora, Margaret Chan, para intervenir ante una emergencia sanitaria.
Este grupo, sin embargo, depende en buena medida de la voluntad de los países miembros, algo que no siempre ocurre. Recordemos que ante la epidemia de ébola en África occidental fue Cuba, un país pequeño, bloqueado y con recursos limitados el primero que dio el ejemplo y envió una brigada para atender a los enfermos.
Por cierto, Cuba ha mantenido colaboración con la patria de Tedros Adhanom desde épocas lejanas como 1977, cuando Somalia invadió el territorio etíope de Ogaden. La intervención de las tropas del país caribeño fue decisiva para frenar esta arremetida, si bien costó valiosas vidas de militares antillanos.
En la actualidad laboran en el país africano, junto a jóvenes etíopes que se graduaron en el archipiélago caribeño, 23 trabajadores de la salud en diferentes áreas, incluso en la introducción de las técnicas de cirugía de mínimo acceso, que por primera vez se realizaron allí bajo la conducción de una especialista cubana.
La OMS es muy consciente de la disposición de Cuba de brindar ayuda allí donde se le necesite, y su nuevo director general conoce esta labor humanista y desinteresada y sabe que puede contar con ella en cualquier momento, porque la solidaridad es pilar fundamental de esta Revolución.