por Guillermo Alvarado

En el Reino Unido se celebran hoy cruciales elecciones parlamentarias que van a decidir qué gobierno estará encargado de negociar el peliagudo proceso de separación con la Unión Europea, el llamado brexit, así como de configurar el nuevo país que marchará en solitario luego de un divorcio que podría ser ruinoso.

Los comicios son anticipados porque en realidad estaban previstos para el 2020, pero en abril la primera ministra Theresa May, del partido Conservador, decidió convocar a las urnas para fortalecer su mayoría en el Parlamento y negociar desde una posición de fuerza con sus antiguos socios del bloque continental.

En ese momento los conservadores tenían en las encuestas una ventaja de entre 20 y 24 puntos sobre el partido Laborista, principal organización opositora, por lo que la decisión de la jefa de gobierno británico parecía acertada.

En siete semanas, sin embargo, el panorama ha sufrido una dramática inversión y aunque May se mantiene favorita, los sondeos le dan apenas una ventaja que oscila entre el uno y el cuatro por ciento, según las distintas empresas encuestadoras.

Los factores son múltiples y entre ellos figura que en su campaña la primera ministra prometió hacer más recortes a los gastos sociales, algunos de los cuales tocaron a sectores sensibles, como los ancianos que necesitan asistencia, lo que generó severas críticas entre la población que la obligaron a dar marcha atrás, algo que en una contienda electoral suele tener resultados desastrosos.

Además, durante el período electoral Londres sufrió dos atentados terroristas que causaron más de 30 muertos, lo que desplazó la discusión del brexit hacia el tema de la seguridad, donde Theresa May tiene muchas aristas vulnerables.

Ella fue ministra del Interior y durante su gestión eliminó miles de puestos en la policía y redujo el presupuesto de los aparatos del orden y de investigación, por lo que ahora su principal opositor, el laborista Jeremy Corbyn, la responsabilizó por los errores cometidos, entre ellos que algunos de los atacantes ya eran conocidos por simpatizar con organizaciones terroristas y, sin embargo, actuaron con total libertad de movimientos.

Otro elemento fue la campaña de Corbyn, a quien al principio nadie le daba ninguna oportunidad pero supo trasladar un mensaje de optimismo a la sociedad, de manera particular a los desamparados, los que carecen de empleo o pasan necesidades.

Puede ocurrir que no ganen los comicios, pero es incuestionable que los laboristas quedarán en una posición fortalecida y su líder demostró talla de dirigente a nivel nacional y capacidad para enfrentar cualquier situación adversa.

Este jueves están en juego 650 escaños y gana el partido que alcance por lo menos 326 diputados y si eso no ocurre habrá que negociar un gobierno de coalición.

Para May, sin embargo, si no amplía la ventaja de 15 parlamentarios de que disfruta su partido en estos momentos, o si esta se reduce, las elecciones serán un fracaso y su autoridad quedará en entredicho, tanto en su país como ante la Unión Europea, que aguarda el dictamen de las urnas para saber con quién va a negociar el trabajoso divorcio, que tiene un plazo de dos años para concretarse.