por Roberto Morejón
Encabezada por el Comando Sur de Estados Unidos, de larga trayectoria intervencionista, comenzó en aguas de Barbados la primera fase de los ejercicios militares denominados Tradewinds 2017, con el alegado objetivo de afianzar la seguridad marítima y responder a desastres naturales.
Con la participación de 18 países, muchos de ellos de la CARICOM, Comunidad de Caribe, los simulacros avanzan en momentos cruciales de la región.
Venezuela atraviesa por una situación difícil ante la virulencia de las protestas de la derecha opositora, capaz de pagarle a bandas armadas para desatar el caos.
Los extremistas están en sintonía con gobiernos de derecha de América Latina y el desacreditado secretario general de la OEA, Luis Almagro, para promover una llamada “intervención humanitaria” en Venezuela.
La administración estadounidense anterior consideró a Venezuela un “peligro” para su seguridad y si bien en el continente la declaración fue rechazada, se mantiene incólume.
El presidente estadounidense, Donald Trump, arreció su oratoria antivenezolana y ordenó a su delegación en la OEA promover reuniones para entrometerse en los asuntos internos del país sudamericano, a cuyo gobierno dedicó los peores calificativos.
Es cierto que los países caribeños mantienen excelentes relaciones con el gobierno bolivariano y resisten las presiones para sumarse a una cruzada de la derecha internacional contra Caracas.
Pero los ejercicios convocados primero para aguas de Barbados y después para las cercanías de Trinidad y Tobago son sospechosos.
Kurt W. Tidd, máximo representante del Comando Sur, dijo que los ensayos militares en el Caribe ayudan a garantizar una mejor respuesta a las amenazas terrestres y marítimas así como al tráfico ilícito en una región crítica.
Desde la óptica de la potencia mundial los peligros terrestres y marítimos pueden tener una interpretación muy amplia y caprichosa.
El propio Kurt W. Tidd aseguró que la crisis en Venezuela podría obligar a una respuesta regional, un pronunciamiento refutado por el gobierno de Nicolás Maduro.
Hay que tener presente además que el Comando Sur es una fuerza conjunta de corte beligerante con sus más de 1 200 personas entre militares y civiles.
Se trata de uno de los nueve comandos pertenecientes a Estados Unidos y abarca el área al sur del continente americano, América Central y el Caribe.
El Comando Sur se asocia a la presencia indeseada de Estados Unidos en la región, donde ese país tiene 36 bases, una buena parte de ellas en Colombia y Panamá.
Con esa trayectoria sinuosa y los apremios estadounidenses y de gobiernos conservadores contra Venezuela es suficiente para observar con recelo los simulacros militares denominados Tradewinds 2017.