por Nicanor León Cotayo
Otra muestra indica hasta dónde ese tipo de libertad va desapareciendo en Estados Unidos.Así lo reflejó este miércoles un artículo aparecido en el Nuevo Herald bajo el titulo: “Trump margina a la prensa”.
Firmado por Daniel Morcate dice que la desconfianza de Donald Trump hacia los medios se ha exacerbado luego que estalló la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
El presidente apenas ofrece conferencias o entrevistas por temor a que le pregunten sobre el tema, indica Morcate.
En momentos extremos, agrega, algún reportero pregunta a gritos si lo investigan por obstrucción a la justicia o establecer una alianza con el Kremlin.
De vez en cuando cita a la Casa Blanca a anfitriones de Fox & Friends, el programa de la ultraderechista Cadena Fox.
En realidad, aclara Morcate, son funcionarios de relaciones públicas “que se hacen pasar por periodistas, le sirven de caja de resonancia y hacen su apología”.
Añade que el Departamento de Comunicaciones de la Presidencia “anda al garete”, más ocupado en deformar la verdad que en informar a los estadounidenses.
Sobre todo cuando se debilita el capital político de Trump y su respaldo popular.
En tal escenario, subrayó, hay también un retroceso del portavoz presidencial, Sean Spicer, quien ha malgastado su credibilidad “defendiendo los exabruptos y mentiras de su jefe”.
Sus conferencias de prensa y las de su segunda, Sarah Huckabee Sanders, cada vez duran menos. ¿Razón?
Se llevan a la práctica sin cámaras de televisión ni fotógrafos, y hasta en algunas prohíben grabar audio.
En Washington llega a comentarse que la actual Administración carece de una estrategia de comunicaciones.
Pero, estima Morcate, “yo creo que la tiene”, un barraje constante de propaganda y falsificaciones de la realidad y la verdad.
Observadores apuntaron que ejemplo de ello fue el discurso pronunciado recientemente contra Cuba en Miami por Donald Trump.
Morcate define así lo dicho, evitar que los estadounidenses identifiquen sus errores y excesos mientras apoyan al Gobierno.
Además socavar la confianza de la gente en la información y en los profesionales de esta, que son los periodistas.
Junto a ello, “permitir a los gobernantes violar las leyes, ejercer la corrupción, mentir y manipular la opinión pública”.
Los engaños sistemáticos que practican Trump y sus asesores, concluye Morcate, golpean la esencia misma de nuestra democracia.
Otra muestra indica hasta dónde ese tipo de libertad va desapareciendo en Estados Unidos.Así lo reflejó este miércoles un artículo aparecido en el Nuevo Herald bajo el titulo: “Trump margina a la prensa”.
Firmado por Daniel Morcate dice que la desconfianza de Donald Trump hacia los medios se ha exacerbado luego que estalló la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
El presidente apenas ofrece conferencias o entrevistas por temor a que le pregunten sobre el tema, indica Morcate.
En momentos extremos, agrega, algún reportero pregunta a gritos si lo investigan por obstrucción a la justicia o establecer una alianza con el Kremlin.
De vez en cuando cita a la Casa Blanca a anfitriones de Fox & Friends, el programa de la ultraderechista Cadena Fox.
En realidad, aclara Morcate, son funcionarios de relaciones públicas “que se hacen pasar por periodistas, le sirven de caja de resonancia y hacen su apología”.
Añade que el Departamento de Comunicaciones de la Presidencia “anda al garete”, más ocupado en deformar la verdad que en informar a los estadounidenses.
Sobre todo cuando se debilita el capital político de Trump y su respaldo popular.
En tal escenario, subrayó, hay también un retroceso del portavoz presidencial, Sean Spicer, quien ha malgastado su credibilidad “defendiendo los exabruptos y mentiras de su jefe”.
Sus conferencias de prensa y las de su segunda, Sarah Huckabee Sanders, cada vez duran menos. ¿Razón?
Se llevan a la práctica sin cámaras de televisión ni fotógrafos, y hasta en algunas prohíben grabar audio.
En Washington llega a comentarse que la actual Administración carece de una estrategia de comunicaciones.
Pero, estima Morcate, “yo creo que la tiene”, un barraje constante de propaganda y falsificaciones de la realidad y la verdad.
Observadores apuntaron que ejemplo de ello fue el discurso pronunciado recientemente contra Cuba en Miami por Donald Trump.
Morcate define así lo dicho, evitar que los estadounidenses identifiquen sus errores y excesos mientras apoyan al Gobierno.
Además socavar la confianza de la gente en la información y en los profesionales de esta, que son los periodistas.
Junto a ello, “permitir a los gobernantes violar las leyes, ejercer la corrupción, mentir y manipular la opinión pública”.
Los engaños sistemáticos que practican Trump y sus asesores, concluye Morcate, golpean la esencia misma de nuestra democracia.
Tiene absoluta razón.
Tiene absoluta razón.
(CubaSí)