Por María Josefina Arce.

La fraternal y respetuosa relación existente entre Cuba y Angola es una muestra del especial vínculo que une al país caribeño con el continente africano, que es una parte indisoluble de las raíces de nuestra identidad.

La extrañable amistad que unió al líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, y al presidente Agostinho Neto se materializó en décadas de verdadera solidaridad que no solo se remonta al apoyo de La Habana en el logro de la definitiva independencia angoleña, sino que se ha extendido a otras áreas de la vida socioeconómica.

En ese país distante geográficamente, pero muy presente en el corazón de los cubanos han estado desde la década del 70 del siglo pasado cooperantes cubanos de la salud, la educación y la construcción civil.

Los médicos de la Mayor de las Antillas, han coadyuvado al mejoramiento de los índices sanitarios de la nación africana y han desarrollado, junto a técnicos cubanos, una batalla sin cuartel contra la malaria, una de las enfermedades que más estragos causa en el continente africano.

El programa de ayuda a Angola en ese campo se inició en 2009 e incluyó el mapeado previo de la región para detectar criaderos de insectos y la formación de técnicos en diagnóstico laboratorial y clínico.

Luanda ha reconocido el positivo impacto en el país del programa cubano, ya que redujo los índices de mortalidad infantil y materna por esa enfermedad que puede ser evitada y que sin embargo, causa miles de muertes anuales en el llamado continente negro.

La colaboración también incluye la formación en el archipiélago caribeño de jóvenes angoleños en diferentes especialidades, fundamentalmente de ciencias médicas, que luego ponen al servicio de sus comunidades los conocimientos adquiridos.

Durante los últimos años la cooperación se ha ampliado a otros sectores como construcción y obras públicas, transporte marítimo, agricultura, energía, minería, ciencia y tecnología.

Por demás existe un marcado interés de Angola de incentivar la formación de empresas mixtas y la presencia de entidades públicas y privadas en proyectos y programas que permitan acrecentar las inversiones y dinamizar el intercambio comercial.

Cuba y Angola están unidas en el tiempo y la historia y la actual presencia en ese país del primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz Canel, viene a confirmar la importancia que la Mayor de las Antillas concede a sus vínculos con Angola, dos naciones que unieron la sangre de sus pueblos a favor de la independencia, soberanía y el fin del oprobioso sistema del apartéid.

Díaz-Canel, quien participó en la toma de posesión del nuevo presidente angoleño, João Lourenço, reafirmó la disposición de su país de continuar colaborando en todos los programas que desarrolla el Movimiento Popular para la Liberación de Angola.

Por su parte, el nuevo jefe de estado afirmó que su gobierno buscará fortalecer, aún más y abiertamente, las relaciones con Cuba.

“Nuestras relaciones con Cuba siguen a un nivel muy alto y vamos a seguir trabajando para fortalecerlas. Nos une con el pueblo cubano un sentimiento de gratitud, nos dio la mano en un momento crítico, los cubanos derramaron su sangre en nuestro territorio y eso no tiene precio”, remarcó el presidente angoleño.