Trump hace poco y tarde para Puerto Rico

بقلم: Jessica Arroyo Malvarez
2017-09-29 10:35:36

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Por Guillermo Alvarado

Más de una semana después que el huracán María azotó Puerto Rico y causó una gran devastación en todo el territorio de esa isla, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comienza a dar débiles señales de que por fin comprende la magnitud de los sufrimientos de los tres millones y medio de habitantes, pero aún lo que dice y hace es demasiado poco y, para muchos, desgraciadamente demasiado tarde.

Las pérdidas son cuantiosas, pues prácticamente toda la cosecha de café y plátano se destruyó, no hay agua potable ni energía eléctrica, las comunicaciones son precarias y los servicios de salud apenas funcionan.

Con una economía prácticamente en cero, los puertorriqueños recuerdan con estupefacción que tras el paso del ciclón entre las primeras declaraciones de Trump figuró recordar la deuda de casi 75 mil millones de dólares que tiene a la administración local en bancarrota, en lugar de ofrecer ayuda inmediata a las víctimas.

Durante todos estos días el jefe de la Casa Blanca ha prestado más atención a su absurdo enfrentamiento con los jugadores de la Liga Nacional de Fútbol, que al destino de los sobrevivientes a María.

Incluso cuando habló del tema lo hizo para jactarse de un trabajo que nunca hizo. Dijo el jefe de Estado que “todos han dicho que la tarea que hemos hecho en Puerto Rico es asombrosa… estamos muy orgullosos de ello”. El gobierno federal de los Estados Unidos no ha hecho absolutamente nada por ese pueblo, como no sea incrementar su terrible situación colonial.

Hasta ahora son los mismos habitantes de dentro y fuera de la Isla quienes están enfrentando la situación, consientes que no existen recursos suficientes para restañar las perdidas y reactivar la economía.

Se necesita un programa multisectorial bien definido, con reformas fiscales y económicas incluidas, que sólo lo puede hacer el gobierno federal, pero al día de hoy no se habla de eso. Tampoco se refleja que antes del desastre del huracán, la política colonial estadounidense ya había causado severos daños, que conllevaron el cierre más de cien escuelas públicas y entre 30 y 40 hospitales como parte del plan de austeridad, cuyo propósito es pagarles a los banqueros de Wall Street la pesada deuda.

Apenas este jueves el presidente Trump firmó la autorización para que barcos de bandera no estadounidense puedan atracar en Puerto Rico por un período no mayor de diez días para llevar ayuda a los afectados, que están sumidos en una verdadera crisis humanitaria.

Así y todo, el gobernante anunció que el próximo martes visitará la ciudad de San Juan, donde es de suponer que no esperará una recepción con flores y sonrisas, sobre todo después de su excusa para no hacer llegar insumos lo más pronto posible. Dijo Trump que “esta es una isla en medio de un océano, y es un océano grande… muy grande”.

Tremendo descubrimiento geográfico del presidente de la principal potencia económica y militar del planeta, que parece no haber visto muchos mapas en la vida.



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