EE.UU. estuperfacción y dolor

بقلم: Maite González Martínez
2017-10-03 11:03:19

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Por: Guillermo Alvarado

La más grande matanza colectiva perpetrada en la historia moderna de Estados Unidos se produjo recientemente en la ciudad de Las Vegas, donde murieron 59 personas y más de 500 resultaron heridas, en un hecho que trajo de nuevo a la luz el tema de la ausencia de controles para la venta de armas en ese país.

De acuerdo con los datos conocidos hasta ahora, Stephen Paddock, un jubilado de 64 años, disparó desde el balcón de su habitación en el piso 30 del hotel Mandalay Bay sobre una multitud de 22 mil espectadores durante un concierto de música country.

Según los testimonios de los sobrevivientes, el tiroteo se prolongó durante cinco minutos, en medio de la confusión y el pánico de los presentes, que trataban de escapar del sitio.

Todavía hay muchas interrogantes sobre la tragedia, entre ellas los motivos que este sujeto, sin antecedentes penales ni policiales, ni alguna filiación conocida con grupos extremistas, tuvo para cometer la masacre.

En declaraciones iniciales la policía reportó haber abatido al tirador, pero luego se dijo que se suicidó cuando las fuerzas del orden llegaron hasta su habitación, donde se encontraron unas 20 armas de fuego, explosivos y abundantes municiones.

No existen información sobre las características de este arsenal, pero por la altura desde la que estaba el autor de los disparos y la cantidad de fallecidos y lesionados, sin duda se trataba de pertrechos de alto poder ofensivo.

Tampoco se sabe cómo consiguió introducir esa cantidad de artefactos mortíferos a la habitación de un hotel, sin que fuese detectado por la seguridad del lugar, ni hay datos sobre si el individuo los compró de manera legal, o acudió al mercado negro.

Lo que sí es un hecho es que nada de esto hubiese sido posible de existir reglas más estrictas para impedir que cualquier persona con el dinero suficiente pueda adquirir la cantidad de armas y municiones que desee en un mercado abierto, como es el estadounidense.

Más allá de las condolencias que han llegado de dentro y fuera de ese país, muchos coinciden en que es tiempo ya de hacer algo para frenar este tipo de acciones.

Varios congresistas del partido Demócrata expresaron su disposición a actuar para evitar la venta indiscriminada de armas de fuego. El representante Jim Himes, de Connecticut, afirmó que “tenemos sangre en nuestras manos”, por la inacción para crear leyes que limiten a la poderosa Asociación Nacional del Rifle y la industria militar, por cuya presión se han desechado numerosas iniciativas.

Tragedias como la de Las Vegas han ocurrido numerosas veces, recordó la senadora Elizabeth Warren, y agregó que pensamientos y oraciones no son suficientes cuando esta semana muchos padres entierren a sus hijos caídos en la masacre.

Ciertamente la tarea es titánica, sobre todo cuando el partido Republicano, proclive a la venta libre de armas junto a no pocos demócratas, controla las dos cámaras del Capitolio y el presidente, Donald Trump, disemina violencia en cada discurso o mensaje de twitter que publica.



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