Por María Josefina Arce
En un mundo caracterizado por profundas asimetrías económicas y sociales entre países, regiones y continentes, que se manifiestan en la pobreza y falta de inclusión social, la ciencia y la tecnología constituyen un instrumento eficaz para enfrentar los desafíos que plantean aspectos medulares para la humanidad.
Sin embargo, es una realidad que la inmensa mayoría de la capacidad científica y tecnológica se concentra en un reducido grupo de países industrializados, al tiempo que las naciones del llamado Tercer Mundo sufren el robo de cerebros y la apropiación del conocimiento por las transnacionales
Cuba no ha escapado a esta situación. Durante décadas los diversos gobiernos norteamericanos alentaron la inmigración ilegal de profesionales, formados con un alto grado de conocimiento y bajo los principios éticos de la revolución, que siempre ha apostado fuerte por el desarrollo científico y tecnológico como vehículo del desarrollo social.
La voluntad política del gobierno por garantizar a cada ciudadano los más elementales derechos humanos, así como llevar al desarrollo sostenible de la economía, en medio de un férreo bloqueo norteamericano, ha hecho que con un gran esfuerzo la Mayor de las Antillas marque hoy pautas en el mundo en este campo.
Los resultados cubanos en este campo fueron destacados durante el Décimo cuarto Foro de Ciencia, Tecnología e Innovación, celebrado recientemente en la ciudad japonesa de Kyoto, que contó con la participación de más 800 científicos, directivos y personalidades de unos 70 países.
En esta ocasión Cuba reiteró el compromiso del Estado en la construcción de una sociedad socialista próspera y sostenible, basada en la promoción de la ciencia, la educación, la innovación y la investigación científica.
De ahí que una de sus prioridades es la adecuada preparación de sus recursos humanos y el perfeccionamiento de sus instituciones científicas para un efectivo impacto en el desarrollo económico y social del país a corto, mediano y largo plazo.
En la salud son múltiples los medicamentos para diferentes enfermedades que deben su creación al avance de la biotecnología. Conocido en el mundo y utilizado en varias naciones están el HEBERPROT-P, aplicado en unos 110 000 pacientes de distintas naciones para tratar la úlcera del pie diabético, mientras que en Europa, Asia, África y América Latina se utiliza el novedoso sistema ultramicroanalítico prenatal para detectar malfomaciones congénitas.
En la rama agropecuaria, con vistas a garantizar la seguridad alimentaria de cada ciudadano, los científicos cubanos crearon la primera vacuna contra la garrapata del ganado vacuno en el mundo y en el área de las plantas lograron un tabaco resistente a determinadas especies de insectos.
Cuba con tenacidad y esfuerzo ha desafiado las limitaciones que durante décadas le ha impuesto el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos y se ha empeñado en lograr un notable desarrollo de la ciencia en beneficio de todos los cubanos.