Por: Guillermo Alvarado

Para muchos resulta hasta cierto punto incomprensible el resultado de las elecciones legislativas de Argentina, donde el gubernamental partido Cambiemos, del presidente Mauricio Macri, afianzó su mayoría en las dos cámaras a pesar de la evidente depauperación de la calidad de vida de una parte de la población por los programas de corte neoliberal allí aplicados y la represión contra el movimiento social.

En efecto, a simple vista es chocante que un país donde el costo de la vida se ha disparado, junto al desempleo, se avanza en la privatización de los bienes públicos y la deuda se elevó hasta límites peligrosos, la mayoría haya votado justamente por los responsables de esta situación.

Agréguese a esto el escándalo por la desaparición del joven activista Santiago Maldonado, cuyo cadáver fue descubierto pocos días antes de los comicios en un sitio que ya había sido peinado con anterioridad por expertos, sin hallar nada.

Sin pretender que sean exhaustivas, ofrecemos algunas consideraciones sobre lo ocurrido en estas elecciones y comenzamos por recordar una frase expresada por la expresidenta Cristina Fernández, quien resultó electa senadora con más de tres millones de sufragios.

Estamos, dijo la representante del partido Unidad Ciudadana, ante la mayor y más fuerte concentración de poder jamás vista desde la restauración de la democracia. Este es un dato que debe tenerse presente ante cualquier análisis porque detrás de Cambiemos hay extraordinarios poderes internos y externos nada despreciables.

Las más grandes corporaciones nacionales e internacionales están haciendo jugosos negocios en Argentina, en contubernio con la derecha regional y bajo el amparo de la hegemonía de Estados Unidos, principal interesado en que Macri se consolide.

Además cuenta con el apoyo incondicional del ejército, donde permanecen mandos vinculados a las dictaduras y que se han visto beneficiados por la desarticulación de instituciones defensoras de los derechos humanos, el rescate de la memoria histórica y el castigo para los culpables de desapariciones, asesinatos y torturas.

Todo este poderoso aparato cuenta con el control casi absoluto de los grandes medios de comunicación, en particular del grupo Clarín, que en casi todo el interior del país es el único mecanismo de información, sea escrita, por radio y televisión al que tiene acceso el público. La versión que se lee, mira o escucha de cuanto pasa en Argentina, la región y el mundo, pasa por los filtros editoriales, políticos e ideológicos de estos consorcios mediáticos, sobre todo tras la expulsión de la señal de Telesur.

Por otro lado, hay que decir que se mantienen las fracturas en la izquierda y las organizaciones progresistas. Como ocurrió en las presidenciales, hubo candidatos que fueron por su cuenta, aún sabiendo que perderían, en lugar de buscar alianzas.

Dicho de otra forma, todavía algunos intereses personales fueron más fuertes, que la consolidación de un programa nacional que ofrezca una alternativa. Para los próximos años será la Unidad Ciudadana de Cristina Fernández la única oposición seria en el Senado y la Cámara de Diputados y de la responsabilidad y energía con que desempeñe su papel, dependerá mucho el futuro del país, sobre todo en las elecciones presidenciales de 2019, cita crucial en Argentina.