Por María Josefina Arce
En 2005 en la ciudad argentina de Mar del Plata, durante la Cumbre de las Américas, los pueblos dijeron enérgicamente NO al ALCA, Área de Libre Comercio para las Américas, un proyecto injerencista y colonialista ideado por Estados Unidos para mantener su dominio sobre el continente.
Esa cita significó el entierro del ALCA, calificado por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, como una herramienta más del imperialismo para la explotación de Latinoamérica.
Han pasado doce años de aquel memorable momento, pero la llegada al poder de gobiernos de corte derechista y aliados al gran capital han vuelto a traer al presente la amenaza de los programas neoliberales.
Miseria, analfabetismo, desempleo, desnutrición y saqueo de los recursos naturales es el resultado de la imposición de esas políticas que hoy vuelven a estar presente en algunos países de la región.
Brasil y Argentina son ejemplos claros de ello. Privatizaciones, el aumento del número de parados, incrementos desmedidos de los precios de productos y servicios básicos, así como menos fondos para la educación y la salud y la pérdida de los derechos de los trabajadores forman parte en la actualidad del panorama de esas naciones.
Por eso organizaciones sociales latinoamericanas se reunirán la próxima semana en Montevideo para aunar esfuerzos y voluntades y establecer un plan de lucha continental para enfrentar las políticas de ajuste que impulsan algunos gobiernos en el área.
El encuentro, que forma parte de la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, da seguimiento a lo acordado en 2015 en La Habana, Cuba, donde movimientos y organizaciones sociales reflexionaron sobre los pasos a seguir, en un contexto de gravísima avanzada neoliberal en la región.
En esa ocasión en la capital cubana se definieron como ejes la lucha contra el libre comercio y las transnacionales, por la profundización de los procesos democráticos, la defensa de las soberanías y la integración desde los pueblos.
Ahora en Montevideo se espera la presencia de cerca de siete mil representantes de movimientos sociales, sindicatos, organizaciones campesinas, colectivos feministas e integrantes de otras organizaciones políticas y sociales,
La cita también servirá para mostrar la solidaridad y el apoyo de los movimientos sociales a la Revolución Bolivariana, que ha llevado a cabo profundas transformaciones socioeconómicas en Venezuela, pero que es objeto de una agresión interna y externa para echar por tierra esos avances.
Sin dudas, Montevideo será un espacio idóneo para demostrar que los pueblos de la región no quieren volver a un pasado de desigualdad, pobreza, hambre y una apertura indiscriminada al capital.
Pero sobre todo demostrará que frente a la ofensiva neoliberal, conservadora, reaccionaria e imperialista, los pueblos del continente continúan en lucha, construyendo un proyecto alternativo de solidaridad, integración y soberanía.