Por Guillermo Alvarado
Si bien los dos favoritos a disputar la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Chile, Sebastían Piñera y Alejandro Guillier, recibieron la confirmación de las urnas este domingo, el panorama político en la nación austral es bien diferente de lo que habían dibujado las encuestas antes de los comicios.
Del expresidente Piñera, postulado por Chile Vamos, los sondeos vaticinaban hasta un 44 por ciento de los votos y no faltaron quienes apostaron a una victoria definitiva en la ronda inicial, pero quedó por debajo de lo esperado, con 36,7 puntos que lo ubican en primer lugar pero le auguran dificultades en el futuro inmediato.
Guillier, definido como candidato independiente, pero propuesto por la gubernamental Fuerza de la Mayoría, quedó más o menos como se pensaba, con 22,7 por ciento de los sufragios válidos pero sus posibilidades crecieron debido a un importante factor sorpresa ocurrido en el evento.
Se trata del tercer lugar de Beatriz Sánchez, candidata del Frente Amplio, a quien ninguna empresa encuestadora vio llegar, pero se consolidó como tercera figura política de Chile con un millón 200 mil votos, que significan el 20,3 por ciento.
De Sánchez se dijo que estaba fuera de la jugada y hasta que su agrupación desaparecería del mapa tras las elecciones, lo que deja muy mal parados a analistas y otros profesionales que no supieron tomarle el pulso a la situación. Lo cierto es que ahora con su caudal de sufragios ella pudiera influir en los resultados de la segunda vuelta, programada para el 17 de diciembre.
Claro que en materia electoral las cosas no son aritméticas y sería ilusorio pensar que todos los que votaron por Sánchez se inclinarán ahora por Guillier, aún y cuando se consiguiera la mejor negociación posible, tarea que tiene muy ocupados a los dirigentes partidistas desde que se conocieron los resultados dominicales.
Llama la atención, asimismo, el cuarto lugar obtenido por la ultraderecha chilena, representada por José Antonio Katz, quien casi logró el 8 por ciento, lo que contrasta con la debacle de la Democracia Cristiana y su aspirante presidencial, Carolina Goic.
Katz podría ser un aliado natural de Piñera en la ronda decisiva y aún está por verse que hará Goic, que bien podría dejar a sus simpatizantes en libertad de sufragar por quien lo deseen.
Hay otro elemento que juega un papel importantísimo en los días que faltan para la segunda vuelta y es el que representarán los que ahora se abstuvieron de asistir a las urnas, una cifra muy alta, del 60 por ciento, que se convierte en el objeto de todos los deseos de Piñera y Guillier.
Quien logre movilizar a esa población apática a las promesas y discursos electorales, es el que puede llevarse la victoria en una fase final que será más apretada e interesante de lo previsto.
¿Se moverá Piñera a la extrema derecha, su terreno natural, o volteará un poco a la izquierda según el principio del Gatopardo de que, si queremos seguir viviendo como siempre, tenemos que comenzar a cambiar? ¿Mirará Guillier a la derecha, o se afianzará en Sánchez en busca de los votos perdidos? Todo es posible.