Por: Roberto Morejón
Muchas escuelas en Cuba cambiaron su función el pasado domingo, al transformarse en recintos electorales para acoger una masiva afluencia de ciudadanos que votaron por los delegados miembros de los órganos municipales de gobierno.
De forma ordenada y responsable a pesar de la lluvia, los cubanos ejercieron su derecho al sufragio en paz, habitual para ellos, aunque nada parecido a la coyuntura en muchos países, sobre todo latinoamericanos, con procesos electorales militarizados.
En Cuba, como siempre, fue escasa la presencia policial en sectores urbanos y comunidades rurales, solo requerida para el ordenamiento del tránsito y en puntos de alta concentración popular.
Tampoco fueron visibles efectivos del ejército, una imagen alejada de ejercicios del sufragio observados en otras latitudes, con la población rodeada de uniformados.
Como parte del sosiego apreciado en Cuba, no se reportaron incidentes en los más de 24 mil 600 colegios electorales y mucho menos trifulcas entre candidatos, pues no hacen campaña proselitista.
Aquí el Partido Comunista no propone, postula o promueve aspirantes, sino el pueblo, en acto libre y soberano.
A la hora de votar, los electores valoran los méritos de los pretendientes a los cargos públicos, conocidos en muchos casos porque viven en los mismos asentamientos.
La cruz en la boleta se escribe a favor del pretendiente con mayores posibilidades de hacer una gestión de gobierno efectiva, si bien se conocen las limitaciones materiales del país, acentuadas por el recrudecido bloqueo de Estados Unidos.
Sin embargo, los pobladores saben que ante las dificultades se impone la unidad del país.
Una expresión de ese propósito es la concurrencia a las urnas y la selección de los más capaces como delegados de circunscripciones e integrantes del gobierno municipal.
Todos ellos fueron promovidos luego de asambleas de nominación en las comarcas que contaron con la asistencia de casi el 80 por ciento, en medio de la recuperación tras el paso del huracán Irma.
Esta nueva manifestación del deber ciudadano se concretó en circunstancia singular, un día después de cumplirse el primer aniversario de la desaparición física del líder histórico de la Revolución Fidel Castro.
El Estadista fue un entusiasta impulsor del Poder Popular en Cuba, un sistema único, cuestionado por los adversarios de la Revolución a pesar de su carácter democrático.
Fidel Castro destacó en su concepción de democracia la fuerte vinculación de los gobiernos con el pueblo.
Los delegados del Poder Popular escogidos en Cuba en la primera etapa de las elecciones generales son una evidencia de esa estrecha cercanía.