Por María Josefina Arce

De regulares califican las autoridades de Corea del Sur los ejercicios militares aéreos a gran escala que desde este lunes desarrolla con Estados Unidos y que, sin dudas, añaden un nuevo elemento al ya tenso clima en la península por las constantes declaraciones hostiles del presidente norteamericano, Donald Trump, contra la República Popular Democrática de Corea del Norte.

Pero lo cierto es que de acuerdo con los expertos, es inusual que Washington utilice escuadrones de aviones avanzados, entre ellos seis aviones F-22 y 18 modelos F-35 para las maniobras bélicas, que además involucran a unos doce MIL efectivos militares estadounidenses.

El hecho por demás, es que tienen lugar sospechosamente una semana después de que Corea Democrática lanzara un nuevo misil balístico intercontinental, como parte de su programa nuclear defensivo en respuesta a las presiones de Washington y sus aliados Seúl y Japón.

Los ejercicios comprenden ataques aéreos de precisión contra blancos simulados nucleares y de misiles de Pyongyang, que ha calificado las maniobras como una nueva provocación de Estados Unidos y Corea del Sur.

La realidad es que desde que asumió la presidencia en enero pasado Donald Trump no ha dejado de lanzar ataques contra Corea del Norte que ponen en peligro la paz y estabilidad en la región, y estos ejercicio bélicos no son más que una nueva exhibición de fuerza norteamericana.

Funcionarios estadounidenses han vuelto en sus palabras a recurrir a la misma retórica de la defensa de la esencia de los intereses nacionales, lo que hace temer más una acción militar, teniendo en cuenta la descabella política exterior del presidente Trump.

La situación es bien compleja y países como Rusia y China han llamado a mantener la calma, incluso pidieron a Trump que se abstuviera de realizar el simulacro bélico para no añadir más tensión al ya caldeado panorama, una sabia propuesta que como era de esperar fue ignorada por el gobernante estadounidense.

China ha aseverado que continuará defendiendo una solución pacífica del asunto a través del diálogo y la negociación, y que la vía militar no es la mejor alternativa para la solución de la crisis.

Estados Unidos por demás, ha anunciado que tomará nuevas medidas contra Corea Democrática, que ya ha sido objeto de sanciones decretadas tanto por Washington como por la ONU.

Los expertos estiman que en esta ocasión Trump podría mirar hacia el suministro de petróleo y la industria naviera norcoreana.

Con anterioridad la administración norteamericana decidió congelar las cuentas y bienes de compañías e instituciones financieras ligadas a Corea del Norte en Estados Unidos, prohibió la contratación de trabajadores norcoreanos en el extranjero.

para impedir también las importaciones y exportaciones norcoreanas, incluidos el petróleo y textiles.

Asimismo en octubre pasado Washington anunció que había puesto en alerta a los bombarderos estratégicos nucleares B-52, una medida que se adopta por primera vez desde la época de la guerra fría.

El panorama mantiene a todos atentos, pues si bien hasta ahora la guerra es verbal, el conflicto ha ido en aumento y si la diplomacia es insuficiente, las consecuencias serían muy negativas no solo para la península, sino a escala mundial.