Por: Roberto Morejón

La Habana se convertirá nuevamente en un espacio idóneo para la reafirmación del ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, como órgano integrador que suma recursos y voluntades con vistas a forjar una cooperación desinteresada y útil entre los pueblos.

Al cumplirse el décimo tercer aniversario de su fundación, el 14 de noviembre, se darán cita en la capital de Cuba representantes de los Estados miembros para inaugurar el décimo sexto Consejo Político del ALBA-TCP, Tratado de Comercio de los Pueblos.

El encuentro será valioso para explorar nuevas oportunidades de concertación y subrayar los afanes solidarios, cuando en la región avanza la derecha con sus programas neoliberales, nocivos, sobre todo, para los más vulnerables.

En esas circunstancias adquiere mayor validez la iniciativa del ALBA como propuesta alternativa destinada a luchar contra la pobreza y los efectos de sociedades más consumistas.

El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores destacó a propósito del venidero Consejo Consultivo que el ALBA es un baluarte del respeto y la observancia de los preceptos de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada en la segunda cumbre de la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en 2014.

En opinión del secretario general de la organización, el excanciller boliviano David Choquehuanca, el ALBA debe generar propuestas que permitan alcanzar una sociedad más participativa.

Tales enunciados son válidos a 13 años de fundada una alianza impulsada por el expresidente venezolano Hugo Chávez y el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro.

Hasta hoy son muchos los aciertos al amparo de esa iniciativa porque cerca de 6 millones de personas de la región fueron alfabetizadas y se amplió el acceso a los servicios de salud de los países miembros.

Téngase en cuenta que la mortalidad infantil se redujo en 5 por ciento desde 2004 hasta hoy y más de 20 mil jóvenes culminaron estudios de Medicina.

El ALBA propició igualmente un comercio justo y equitativo. Emanado de las raíces de la alianza se alza PETROCARIBE, mecanismo que impidió el colapso de los pequeños Estados caribeños cuando el precio del petróleo rebasó los 100 dólares.

Es cierto que dadas las complejidades internas en Venezuela y la difícil coyuntura de países caribeños expuestos a los huracanes, bloqueos y el intercambio desigual, todavía está en ciernes la instrumentación de una zona de libre comercio entre los miembros del bloque.

Pero con la unidad ganada es posible alcanzar objetivos de integración más ambiciosos, como el mencionado, porque para los integrantes del ALBA el ser humano es el centro de los problemas.