Por: Guillermo Alvarado

Un nuevo escándalo sobrevuela el mundo de la política occidental desde que se descubrió que la consultora británica Cambridge Analytica se apoderó de los datos de millones de usuarios de la red social facebook, la más grande o una de las mayores del planeta, y los utilizó para manipular las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, cuando resultó electo el magnate inmobiliario Donald Trump.

La firma fue contratada por el equipo de campaña del hoy patrón de la Casa Blanca por recomendación de su yerno y asesor Jared Kushner y su objetivo era simple y concreto: manipular la mente de una gran parte de la sociedad estadounidense para inclinarla a favor del hoy jefe de Estado norteamericano.

Para ello llevó a cabo la mayor filtración ilegal de datos en la historia, cuando recolectó la información de 50 millones de usuarios de facebook para conocer sus perfiles e inclinaciones y, de esta manera, bombardearlos con información favorable al voto hacia Trump.

La detonación del caso ya le costó el cargo a Alex Stamps, jefe de seguridad de esa red de internet, cuyas acciones se desplomaron en los mercados bursátiles al conocerse que su confidencialidad tiene más agujeros que un nido de gusanos.

Según el diario mexicano La Jornada, quien guió la operación de Cambridge Analytica fue Brad Pascale, entonces director digital de la campaña de Trump y recientemente nombrado al frente de la contienda por la reelección del presidente en los comicios programados para 2020

Si bien cunde la estupefacción al conocerse estos detalle, en realidad no hay nada de que sorprenderse. El peligro de este tipo de acciones ya había sido advertido por el intelectual franco español Ignacio Ramonet en su libro “Propagandas Silenciosas”, editado en Cuba en 2001 con un brillante prólogo de Ricardo Alarcón.

Dice Ramonet que una de las principales tareas de los nuevos medios digitales es la de vigilar. “…cada manipulación sobre la Red deja un rastro, de forma que, poco a poco, el internauta dibuja él mismo su autorretrato en términos de centros de interés (culturales, ideológicos, lúdicos, consumistas….) y una vez establecido este retrato ya no habrá ningún secreto para los amos de Internet, que sabrán lo que gusta de leer, escuchar, mirar, beber, comer, consumir, frecuentar, por ejemplo. Y podrán manipularlo a su antojo”.

Eso, y no otra cosa, fue lo que hizo Cambridge Analytica con millones de ciudadanos estadounidenses para incitarlos a elegir a Donald Trump como presidente. Pero ejecutivos de la empresa se han jactado de intervenir en por lo menos 200 procesos electorales en el mundo, entre ellos los de México o Argentina en nuestra región.

Y como una vez roto el dique de los escrúpulos ya no hay límites, estos funcionarios fueron grabados cuando reconocían que entre sus prácticas figuran el chantaje contra políticos y el uso de prostitutas para desprestigiar a figuras incómodas.

La firma nació en Reino Unido, pero ha creado filiales en Estados Unidos y otros sitios y, a pesar del escándalo, seguirá funcionando a su antojo, por lo que aconsejo, amigos, tener mucho cuidado con el rastro que dejan cada vez que ingresan a la red. Recuerden que “un mundo nos vigila” como decía cierto cómico mexicano.