Tormenta desde París y Londres contra Trump

بقلم: Maite González Martínez
2018-05-07 10:16:58

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Donald Trump durante su discurso ante miembros de la Asociación Nacional del Rifle, la NRA. Foto /npr.org

Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció un polémico discurso -!otro más!- ante miembros de la Asociación Nacional del Rifle, la NRA por sus siglas en inglés, donde prometió defender la portación de armas de fuego bajo el amparo de la Segunda Enmienda de la Constitución del país norteño, pero tuvo el poco tino de utilizar algunos ejemplos que le acarrearon severas críticas en el exterior.

Todo indica que el gobernante añora aquellos viejos tiempos del llamado “lejano oeste”, donde todo el mundo andaba armado y presto a disparar ante cualquier amenaza, o apariencia de amenaza, y cuando según las crónicas de la época los duelos callejeros debieron ser la principal causa de muerte entre la población.

Ahora predica que en las escuelas los maestros deben estar armados para repeler cualquier agresión de algún alumno perturbado, con lo que agrega la tarea de pistolero a las nobles funciones de los educadores.

Para justificar sus disparates, al jefe de la Casa Blanca no se le ocurrió otra cosa que poner como ejemplo los mortales ataques terroristas ocurridos en París en noviembre de 2015, cuando murieron 130 personas, y decir que si algunas de las víctimas hubiesen estado armadas, esa masacre no habría ocurrido.

Con gestos grotescos, Trump puso en escena su versión del drama lo que levantó una oleada de repulsa en Francia, donde exigieron respeto por la memoria de los caídos en esos atentados, así como por las tradiciones y las normas de convivencia que ese país mantiene, entre ellas el estricto control de armas.

El expresidente François Hollande calificó de vergonzosas las palabras del mandatario estadounidense y el antiguo primer ministro, Manuel Valls, fue más allá y lo señaló de “indecente e incompetente”. La alcaldesa de París, Anna Hidalgo, señaló que los gestos de Trump fueron “despreciativos e indignos”.

Asimismo, el ministerio de Asuntos Exteriores le recordó al presidente de Estados Unidos que cada nación decide sus propias leyes y agregó que "Francia se enorgullece de ser un país donde comprar y portar armas de fuego está regulado de forma estricta".

Pero Trump también abrió fuego contra otro aliado, el Reino Unido, al señalar que el Real Hospital de Londres, según él “prestigioso en el pasado”, ha devenido una zona de guerra por las continuas heridas con arma blanca ocurridas en su entorno y que allí hay sangre por todo el suelo.

El cirujano traumatólogo Martin Griffiths, quien labora en ese lugar, invitó al mandatario a visitar el recinto y precisó que “todos podemos hacer algo para combatir la violencia, pero es ridículo sugerir que las armas sean parte de la solución”.

Curiosamente, ni la primera ministra británica, Theresa May, ni el presidente francés Enmanuel Macrón, quien acaba de realizar una melosa visita a la Casa Blanca, reaccionaron ante los exabruptos de Donald Trump, lo que causa perplejidad entre sus ciudadanos que, con justa razón, se sienten ofendidos.

Nuevas muestras de que el señor Trump puede ser un exitoso hombre de negocios, un sector donde la ética vale menos que la ganancia, pero como jefe de Estado cada vez deja más que desear.



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