Por: Guillermo Alvarado
Con un ojo puesto en el Mundial de Fútbol Rusia 2018 y el otro en los colegios electorales, unos 36 millones de colombianos están llamados a votar este domingo para elegir a su futuro presidente entre una opción de la derecha más conservadora, representada por Ivan Duque, y un movimiento progresista que propone a Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá.
En un país donde tradicionalmente el poder se reparte entre sectores de la derecha política, es una novedad que ahora esté en el final de la contienda un proyecto diferente que, sin disponerse a realizar un cambio de sistema, si ofrece al menos un futuro mejor para los marginados y, por encima de todo, llevar a la práctica los acuerdos de paz, sean los que ya están firmados o los que se negocian en estos días.
De hecho este es uno de los puntos más importantes en este proceso comicial. Como se sabe, Duque es miembro del llamado Centro Democrático, corriente liderada por el expresidente Álvaro Uribe, enemigo de negociar con los grupos rebeldes.
Si bien este candidato hizo oblicuas referencias a mantener el pacto con las exrebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, hoy partido político, todo pasa, según él, por transformar la esencia de los acuerdos para llevar ante los tribunales a los líderes guerrilleros y privarlos de sus derechos civiles y políticos.
Esto mataría la letra y el espíritu de lo que se negoció en La Habana y se firmó en la ciudad de Cartagena de Indias, pondría al país al borde del caos y levantaría una muralla para impedir un pacto similar con el Ejército de Liberación Nacional.
En el otro lado del panorama está el movimiento Colombia Humana de Gustavo Petro con un programa destinado a consolidar los compromisos ya asumidos, así como empezar a resolver los problemas históricos que dieron origen al enfrentamiento.
Como he insistido en trabajos anteriores, este domingo más que escoger entre derecha o izquierda, los colombianos van a decidir entre la guerra o la paz, un asunto de la mayor importancia para el país y la región.
Hasta el momento los sondeos de intención de voto favorecen a Duque, si bien en los últimos días sólo los medios afines a la derecha económica y política le dan una ventaja que parecería definitiva.
Otros, como el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, realizaron estudios que demuestran que la diferencia entre Duque y Petro no es abismal y podría remontarse el domingo. La entidad da al uribismo el 45,5 por ciento y a Colombia Humana el 40, una diferencia de cinco puntos que se reducen si se toma en cuenta un margen de error que oscila entre 1,3 y 2,2.
Es decir que nada hay ganado de antemano, como también nada hay perdido y todo se va a decidir el 17 de junio, para cuando varias mentes lúcidas llaman a desviar un poco la atención de las canchas rusas de fútbol y orientarla hacia el país sudamericano para evitar un fraude y otras malas prácticas electorales que pudiesen, eventualmente, desviar la voluntad popular.