Por María Josefina Arce

A la provincia de Linares, en la región de Maule, a 350 kilómetros al sur de Santiago de Chile, llegó en 1961 el horror que Europa había vivido con los campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial. Un horror que se intensificó durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet, que dejó decenas de miles de víctimas, entre asesinados y desaparecidos.

Fundada por Paul Schafer, un ex militar nazi, y varios cientos de sus seguidores religiosos alemanes, la conocida Colonia Dignidad aún despierta la indignación de gran parte de la sociedad chilena.

Pedofilia, esclavitud, torturas, retenciones forzosas y asesinatos de opositores chilenos fueron algunos de los actos cometidos en ese enclave alemán en territorio del país austral, que buscó dar al mundo una imagen de armonía, trabajo mancomunado y orden.

Vallas electrificadas de dos metros, minas en los alrededores, hombres armados y perros adiestrados para matar esa era la realidad de ese lugar, que durante mucho tiempo Chile prefirió ignorar.

Los niños, primero alemanes y luego chilenos secuestrados en pueblos vecinos, y las mujeres fueron las principales víctimas de Colonia Dignidad, que fue utilizada también por la sangrienta dictadura de Pinochet como centro de tortura y exterminio, De acuerdo con los informes al menos 38 opositores al régimen fueron asesinados allí.

Documentos desclasificados arrojaron luz sobre la estrecha colaboración de los cabecillas de ese lugar con la DINA, la policía secreta de Pinochet, y el apoyo que dio al régimen en construcciones subterráneas y comunicaciones.

Durante décadas Schafer operó impunemente, hasta que las constantes denuncias hicieron imposible seguir mirando hacia otro lado, y huyó de Chile. Fue detenido en 2005 en Argentina, juzgado y condenado por violaciones de los derechos humanos. Murió en una cárcel chilena en 2010.

Pero poco se ha hecho por las víctimas y familiares que vivieron aquel horror, a pesar de que el pasado año Alemania y Chile suscribieron un acuerdo para esclarecer las violaciones de los derechos humanos en ese enclave de antiguos nazis.

El tema ha vuelto a salir a la luz, pues la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad afirmó que al Estado chileno le falta voluntad política para cumplir el acuerdo. Margarita Romero, presidenta del grupo, afirmó que "Hoy en día no contamos con un compromiso real de las autoridades chilenas".

El acuerdo suscrito establece la creación de una Comisión Mixta para avanzar en la justicia y la reparación de las víctimas de Colonia Dignidad, pero hasta el momento muy poco se ha avanzado sobre el tema.

La Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad manifiesta que desde la llegada a la presidencia de Sebastián Piñera no se ha registrado ningún avance.

En excavaciones realizadas este año fueron encontrados restos de personas asesinadas en ese enclave nazi alemán en Chile, que trajo a América Latina en la década del sesenta del siglo pasado los horrores vividos durante la Segunda Guerra Mundial y que se convirtió en un colaborador de una de las dictaduras más sangrientas del continente.

Una asignatura aún pendiente es Colonia Dignidad, pues si bien nadie puede borrar las atrocidades vividas por los colonos alemanes y niños chilenos, ni las torturas sufridas por numerosos opositores a la dictadura de Pinochet, es bueno no olvidar a las víctimas, ni los hechos que lamentablemente forman parte de la historia.