Por: Roberto Morejón

Venezuela reforzó sus estrechos vínculos con países caribeños durante un viaje del canciller Jorge Arreaza, cumplido cuando Estados Unidos intensifica una venenosa campaña para cercar a la Revolución Bolivariana, por implementar un proyecto alejado de los patrones de Washington.

El jefe de la diplomacia venezolana hizo un desplazamiento relámpago por Antigua y Barbuda, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y San Cristóbal y Nieves, con cuyos dirigentes existe un fluido diálogo.

En ese clima, el visitante habló de nuevas ideas sobre la efectividad de Petrocaribe, una plataforma energética surgida cuando las pequeñas islas sufrían los altos precios del hidrocarburo.

En contraposición, las administraciones estadounidenses solían dar la espalda a los apremios del Caribe.

Pero el presidente Donald Trump ahora parece descubrir al Caribe por la firme posición de la mayoría de sus gobiernos ante el febril empuje para atacar al gobierno de Nicolás Maduro en el seno de la OEA.

Enviados de la Casa Blanca y el propio vicepresidente Mike Pence han tratado de coquetear con naciones caribeñas para instarlas a sumarse al proceso de injerencia en los asuntos internos de Venezuela, capitaneado por Trump y los gobiernos de derecha de América Latina.

Precisamente, el señor Pence viajó por estos días a Brasil, Ecuador y Guatemala para continuar esas presiones y armar un boicot diplomático y político contra el chavismo.

La nueva herramienta de Pence es apostar por la carta de los emigrados venezolanos en países vecinos y así brindar una caprichosa imagen, junto con los consorcios mediáticos, de que ocurre un éxodo desde la nación bolivariana.

Durante su recorrido por países caribeños, el canciller Jorge Arreaza, destacó la hipocresía del gobierno estadounidense que dice preocuparse por los venezolanos fuera de su tierra natal mientras decreta una política de tolerancia cero contra inmigrantes llegados a través de la frontera mexicana.

Trump, quien ordenó la separación de familias de inmigrantes y la reclusión de niños en jaulas, afirma estar inquieto por la vigencia de los derechos humanos en Venezuela.

De ese contrasentido han tomado nota en muchas partes del planeta, incluyendo el Caribe, donde Arreaza reafirmó los proyectos de asistencia económica y el respaldo a las demandas justas de esa región, expuesta a los efectos del cambio climático y al intercambio desigual.

Ya sea a través del ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, como de PETROCARIBE, los pequeños Estados insulares podrán contar siempre con la solidaridad de Venezuela, Cuba y otros vecinos, con respeto a las posiciones políticas de cada país.