Por: Roberto Morejón

El vigésimo cuarto Foro de Sao Paulo recién efectuado en La Habana subrayó que para alcanzar el anhelado objetivo de las izquierdas de construir sociedades justas, inclusivas y democráticas, debe resistirse la guerra mediática.

El mecanismo político surgido en 1990 por iniciativa de los líderes de Cuba, Fidel Castro, y de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, se reunió en esta capital por tercera vez desde su creación.

La ocasión fue propicia para denunciar la hostilidad en materia de ideas desde Estados Unidos y otros centros de poder, enfilada contra gobiernos progresistas y defensores de la justicia social.

Son ejemplos los casos de dirigentes como Lula, la argentina Cristina Fernández y el ecuatoriano Rafael Correa, sometidos a amañados procesos judiciales y a feroz arremetida para evitar su regreso a los planos públicos.

Como expusieron asistentes al Foro de Sao Paulo, vivimos el apogeo de la utilización de los medios masivos de comunicación como vías de propaganda y desestabilización.

Falsear o manipular la realidad y remachar las mentiras hasta cubrirlas con ropaje de verdades irrebatibles, constituyen hábitos actuales.

La administración estadounidense y los regímenes de derecha en varios países se aprovechan del poderoso resorte de los medios escritos, radiales y televisivos controlados por clanes representativos de la gran empresa.

Incluso el Congreso estadounidense aprueba sumas millonarias para sostener invenciones contra Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y otros países.

Y hasta reporteros en América Latina son perseguidos, torturados y aniquilados por escribir con una óptica diferente a la dictada por el poder tradicional.
A lo anterior se añade una perversa ofensiva en las redes sociales signada por estudiosos de los procesos encaminados a confundir y sofocar ideas libertarias.

Como expresaron personalidades de izquierda en La Habana, urge generar contenidos y estudios bien intencionados para llegar a los pueblos y desmitificar la etiqueta de que los Estados vigorizados acosan a la prensa.

Si bien apura la unión de las fuerzas honestas para oponerse a la agresión del Norte, también es indispensable ser más creativos frente a las cruzadas mediáticas que distorsionan u ocultan la verdad.

Se impone además neutralizar el estado de inseguridad y desconfianza inoculado en sectores populares con respecto a los gobiernos de izquierda.

Para muchos asistentes al encuentro habanero, existe un cerco informativo de las transnacionales del ramo y romperlo es una de las tareas esenciales de los grupos que resisten la embestida derechista y neoliberal en América Latina.