Nicaragua en paz, pero no a salvo

بقلم: Saily Pérez Gordillo
2018-09-02 10:06:07

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Imagen ilustrativa. Foto/Archivo

Por Guillermo Alvarado

Luego del intento de golpe de Estado en Nicaragua, con la participación de políticos de derecha, empresarios, parte de la jerarquía católica y no pocos confundidos o resentidos con el gobierno sandinista, todos ellos organizados y financiados desde Estados Unidos, la paz vuelve poco a poco pero el peligro está lejos de haber pasado.

Como se sabe, desde el 18 de abril y con una intensidad que sorprendió a muchos comenzaron protestas callejeras, primero con el pretexto de una desafortunada reforma al sistema de seguridad social y luego, una vez retirada esta, claramente para provocar la caída del presidente Daniel Ortega y su equipo de gobierno.

Hasta entonces la Patria de Sandino estaba considerada como el país más estable de la explosiva América Central, con un crecimiento económico sostenido y beneficios que alcanzaban a los sectores más desposeídos de la sociedad.

La prensa local y regional, bajo la batuta de los grandes consorcios mediáticos estadounidenses, desarrollo una intensa campaña plagada de falsedades que le movió el piso a mucha gente, incluso a algunos sectores de la izquierda y analistas hasta ahora respetables, que enfilaron sus cañones e ideas contra un presidente que se les dibujó como un sanguinario y feroz dictador, sin más pruebas que artículos escritos por encargo y las imágenes manipuladas de la televisión.

Quizás influyó el uso masivo de las llamadas redes sociales, que probaron una vez más su capacidad para manejar a su antojo la realidad, así como la participación en esta mascarada de algunos diarios considerados progresistas y respetables.

Hubo momentos en que la situación pareció insostenible, sobre todo porque de manera perversa la jerarquía católica, que por detrás instigaba la violencia, se las arregló para convocar a un diálogo, pero solo si el ejército y la policía se encerraban en sus cuarteles, lo que dejó las calles en las manos de los revoltosos.

Los periódicos hablaban mucho de los muertos y heridos, pero olvidaban decir que la inmensa mayoría de ellos eran civiles inocentes atacados por los vándalos, militantes sandinistas, funcionarios del gobierno y policías que fueron torturados y asesinados con extrema crueldad. También se inventaron unos cuantos muertos falsos para atribuírselos al gobierno.

Fue hasta entrado julio que la situación se comenzó a equilibrar y la señal de la victoria ocurrió el día 19 de ese mes, cuando para celebrar el aniversario 39 del triunfo de la Revolución las ciudades se tiñeron del rojinegro sandinista.

Finalizada esta etapa comienza una segunda parte de la agresión, esta vez por medio de instrumentos como la “Nica-Act” creada por Washington para cerrar el flujo de capitales hacia la cuna de Rubén Darío; las declaraciones del genuflexo “Grupo de Lima” y las pantomimas de la vetusta OEA y su jefe, Luis Almagro.

La ventaja es que no volverán a tomar por sorpresa ni al sandinismo, ni a los pueblos y organizaciones progresistas de la región. Nicaragua aún no está a salvo, pero esperamos que todo el mundo haya aprendido la lección y que aquellos que se perdieron a mitad del bosque recobren el rumbo. El enemigo mostró las garras, los que estaban agazapados enseñaron el rostro y toca ahora estar muy atentos y no perderles pies ni pisada. Ojo, mucho ojo, amigos.   



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