Por: Guillermo Alvarado

Cuba y Sudáfrica mantienen intensos e inquebrantables nexos de amistad, que están forjados en la sangre derramada por ambos pueblos durante la lucha contra el régimen del apartheid y la hermandad entre dos hombres que dejaron profunda huella en la historia reciente de la humanidad, Fidel Castro y Nelson Mandela.

Separados por miles de kilómetros, y sin conocerse personalmente, ambos líderes siguieron paso a paso el rumbo uno del otro, con creciente admiración y respeto por la obra que cada cual a su manera y circunstancias levantaba para su pueblo.

Mandela era un joven activista cuando conoció del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, fecha en que Fidel inició el tramo final de la Revolución Cubana que había comenzado el 10 de octubre de 1868 en la lucha por la independencia.

Se dice que Mandela se inspiró en la obra de Fidel en algunas ocasiones, entre ellas cuando fue cofundador de la organización conocida en español como “La lanza de la nación”, para la que habría tomado algunos elementos del Movimiento 26 de Julio.

Asimismo durante el juicio en el que fue condenado por el gobierno del apartheid a cadena perpetua, pronunció un brillante discurso titulado: “Estoy preparado para morir”, que tiene muchos puntos en común con el alegado “La historia me absolverá” del líder de la Revolución Cubana.

Ningún país, como la Mayor de las Antillas, luchó tanto por que en el mundo se conociera el combate de Mandela por la libertad de su pueblo y la injusticia de que era víctima.

Desde prisión, Nelson Mandela estuvo atento a la Operación Carlota, la epopeya militar cubana en África para defender la libertad de Angola y enfrentar a las tropas racistas de Pretoria. Supo con emoción de la victoria de Cuito Cuanavale, que rompió la espinal dorsal del ejército del apartheid y que llevó aparejada la independencia de Namibia y la democracia en Sudáfrica.

Cuando en 1991, tras pasar 27 años en prisión, pudo por fin abrazar a Fidel, durante su visita a Cuba, era como si los dos se conociesen de toda la vida, aunque fuese la primera vez que se veían físicamente.

En aquella ocasión se refirió a la lucha solidaria cubana en en aquel continente y dijo:  “Nosotros en África estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros”. Agregó que la contribución cubana a la libertad y la justicia “... no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan...”.

En la actualidad más de cuatro mil 700 colaboradores cubanos ayudan a mejorar la salud de la población en ese país y dos mil 800 jóvenes sudafricanos se preparan en la Isla del Caribe en diferentes especialidades médicas. Más de 800 se graduaron ya y trabajan para beneficio de su pueblo.

Mandela escribió en una ocasión que “no hay pasión en apostarle a lo pequeño... en conformarse con una vida que es menos de lo que eres capaz de vivir”. Es como si se estuviese describiendo a sí mismo, o a su hermano cubano, Fidel Castro.