El duro oficio de lavar trapos sucios

بقلم: Maite González Martínez
2018-12-14 08:30:07

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Por: Guillermo Alvarado

Dicen que entre más alto se está, más duele el golpe de la caída y eso mismo debe estar sintiendo Michael Cohen, el antiguo abogado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien fue sentenciado a tres años de prisión por faltas propias, pero también por encubrir actos deshonestos de su patrón.

El Tribunal Federal de Manhattan decidió que el letrado debe ir tras las rejas por los delitos de evasión fiscal, fraude bancario, mentir al Congreso y violación a las leyes electorales.

Justamente este último cargo es uno de los que mayor repercusión podría traer a la vida política de la nación norteña. Resulta que en agosto de 2016 el abogado Cohen le pagó a dos mujeres, la actriz de cine porno Stormy Daniels y la ex modelo de la revista Playboy, Karen McDougal, para que guardaran silencio sobre sus relaciones sexuales con el entonces candidato a la presidencia, Donald Trump.

Este pago, hecho poco antes de los comicios, fue considerado por los jueces como un intento ilícito de influir en los resultados de la votación, lo que constituye en ese país un delito federal.

Según Cohen, su jefe estuvo siempre al tanto y de acuerdo con la transacción a cambio del silencio de las dos mujeres, lo que lo convierte en cómplice y, de ser comprobado, podría dar lugar a un proceso de separación del cargo del jefe de Estado, o de su procesamiento en cuanto pierda la inmunidad presidencial.

En su defensa el abogado adujo una lealtad ciega hacia Trump quien, no obstante, hizo muy poco para evitar que su antiguo empleado fuese a prisión.

Más aún, con su habitual prepotencia el polémico magnate calificó esos pagos como “transacciones privadas sencillas” que no tienen mayor importancia.

Habrá que ver cuál es la actitud al respecto de los miembros del partido Demócrata en la Cámara de Representantes, que en enero próximo tendrán mayoría en ese recinto y pueden iniciar el proceso de impeachment, es decir la separación del cargo.

En todo caso no se debe olvidar que un eventual juicio contra el presidente sería en el Senado y allí los republicanos tienen mayoría por lo que son mínimas las posibilidades de que el caso prospere, sobre todo ahora que ya las miradas comienzan a estar puestas en las próximas elecciones.

La situación del abogado Cohen demuestra lo peligroso que es lavar los trapos sucios de una persona que, como Trump, conoce muy poco, o prácticamente nada de lealtades y así lo demuestran los constantes despidos de altos miembros de su gobierno que por alguna razón contrarían a su patrón.

Otros temen que para alejar su propia crisis, el presidente se invente otra y esa podría ser la razón de sus amenazas de paralizar al gobierno si no le dan el dinero suficiente para construir el muro en la frontera con México.

Sería sano de todas maneras para quienes colaboran de cerca con el jefe de la Casa Blanca que recuerden que el cordel, siempre se rompe por el lado más delgado.



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