Por: Roberto Morejón
La Misión Milagro, dirigida a tratar algunas afecciones de visión de personas de escasos recursos en América Latina, se revitalizará por acuerdo del ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que efectuó su decimocuarta cumbre en La Habana recientemente.
La noticia es positiva porque indica que ese proyecto de salud concebido por los líderes de Cuba, Fidel Castro, y Venezuela, Hugo Chávez, tomará un segundo aire a pesar de las limitaciones financieras de los países del ALBA.
Representantes de ese núcleo integrador que antepone la solidaridad a los postulados en boga en naciones neoliberales promoverán la atención de los nacidos en el subcontinente de extracción pobre, impedidos de acudir a clínicas privadas.
La asistencia médica dirigida al área de la visión ganará amplitud en los 10 países miembros del ALBA y más allá si las condiciones son propicias a 14 años de su surgimiento.
Solo en Venezuela los médicos locales y cubanos han realizado en los últimos años más de un millón 200 mil cirugías oculares para corregir manifestaciones de catarata y pterigium, anomalías que si no se atienden oportunamente conducen a la pérdida de la visión.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud advierte que en el mundo un adulto queda ciego cada 5 segundos y que la principal causa de ceguera, la catarata, es curable.
En Venezuela, la Misión Milagro dispone de 18 centros oftalmológicos y 20 posiciones quirúrgicas, en los cuales 320 médicos cubanos diplomados en Oftalmología garantizan la calidad del proceso de promoción, prevención y captación de pacientes, así como evalúan cuáles de ellos serán operados en La Habana.
Debe destacarse que muchas personas residentes en naciones no integrantes del ALBA fueron beneficiadas gratuitamente por los tratamientos de la visión referidos.
Solo en Argentina más de 48 mil ciudadanos se sometieron a la intervención quirúrgica de catarata gratuitamente al amparo de la también llamada Operación Milagro a través de las misiones médicas cubanas.
Los integrantes de esos colectivos también aplicaron sus técnicas a pacientes de Brasil, Chile, Colombia y Portugal, entre otros ejemplos.
Las estadísticas sobre este altruista plan de salud son ilustrativas de cuánto puede hacerse en América Latina y el Caribe con vistas a ayudar a las personas requeridas de asistencia, sin poder adquisitivo para acceder a los servicios privados.
La experiencia de la Misión Milagro ahora en vías de fortalecimiento por el ALBA se inserta en un contexto regional donde avanzan los gobiernos de derecha, afincados en plataformas neoliberales que conciben a la medicina como un gran negocio.
