Por: María Josefina Arce.
Frenar la inmigración indocumentada fue uno de los principales puntos de la campaña electoral de Donald Trump, y ya en la presidencia de Estados Unidos ha continuado siendo uno de sus favoritos ejes de gobierno.
En este año varias han sido las acciones del inquilino de la Casa Blanca contra los migrantes sin papeles, que le han valido críticas de gobiernos y organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Separar familias, hijos de sus padres y militarizar la frontera con México no son aspectos que preocupen a Trump, que ha hecho de la inmigración uno de sus principales gritos de guerra.
Sin embargo, ha tenido varios fracasos y fuerte oposición de muchos. Es así que se vio obligado a dejar sin efecto su polémica medida de separar a las familias de indocumentados cuando son arrestados ingresando a Estados Unidos en la frontera con México.
Varias han sido las órdenes del presidente que la justicia ha obstaculizado, ante las denuncias de organizaciones que las califican de discriminatorias y xénofobas.
Pero Trump insiste en su discurso de odio y no ha dejado de referirse una y otra vez a la polémica construcción de un muro en la frontera con México, un tema que lo tiene enfrentado nuevamente con los demócratas.
Los legisladores del Partido Demócrata se niegan a aprobar los cinco MIL millones de dólares solicitados por la administración para levantar la barrera, lo que tiene en jaque al gobierno que se enfrenta a la amenaza de un cierre parcial.
En un intento por presionar a los demócratas, Trump aseguró en las últimas horas que la inmigración ilegal supone un costo anual de 200 MIL millones de dólares para Estados Unidos.
Hasta ahora ninguna de las dos partes parece decidido a ceder y al gobierno se le agota el tiempo. Si no se llega a un arreglo antes del día 21, fecha en que vence el plazo para aprobar el presupuesto del año venidero, se podrían paralizar algunas de las actividades gubernamentales.
Un aspecto que no parece preocupar al inquilino de la Casa Blanca que ha afirmado que el muro se levantará de una manera u otra porque, según él, Estados Unidos lo necesita, por lo que aseguró que no le importaba que eso implicara paralizar el gobierno.
Parece que Trump no recuerda que el cierre parcial de las actividades gubernamentales bajo la presidencia de su antecesor Barack Obama en 2013 durante 15 días, afectó a más 850 MIL empleados federales, considerados no esenciales, y tuvo un costo para el país de unos 20 MIL millones de dólares.
Por demás, no tiene en cuenta que en la coyuntura actual una cuarta parte de los empleados federales resultarían afectados, incluyendo los de los departamentos de Seguridad Nacional, Transporte, Agricultura, de Estado y Justicia, así como los de los parques nacionales y monumentos
El tema de la inmigración y el polémico muro que Trump quiere levantar en la frontera con México ha divido a la sociedad norteamericana, pues aunque muchos reconocen el aporte de los migrantes a la economía del país, son muchos también los que han caído ante el discurso de odio del presidente, en el que se han amparado para acciones discriminatorias y xenófobas.