Por María Josefina Arce
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, el presidente Donald Trump ha sido el blanco de protestas por sus polémicas declaraciones y políticas sobre las mujeres e inmigrantes y su falta de interés por un mayor control de las armas de fuego.
Multitudinarias fueron las manifestaciones protagonizadas por estudiantes, padres y maestros ante las ya cotidianas masacres en centros escolares. El detonante fue la matanza de febrero del pasado año en la secundaria de Parkland, en Florida, que dejó 17 víctimas fatales.
Los jóvenes, en su gran mayoría, denunciaron el poder en la política de la controvertida Asociación Nacional del Rifle, que defiende la venta libre de armas.
Otro sector que ha ido ganando terreno son las mujeres, que también se han convertido en un protagonista importante de las protestas contra el presidente norteamericano, Donald Trump. A solo un día de haber asumido en 2017, las féminas se lanzaron a las calles para patentizar su rechazo al nuevo gobierno. Aunque los medios, organizaciones y gobierno no se pusieron de acuerdo en cuanto al número de participantes, fue calificada como la protesta más grande en Washington desde la Guerra de Vietnam, en la década del sesenta y setenta del siglo pasado.
Muchos aún recuerdan la ironía con la que respondió Trump, como es habitual en él, a la protesta en su cuenta en Twiter, en la que escribió. "Bonito día en todo nuestro gran país, un día perfecto para la marcha de todas las mujeres"..
Pero las féminas no se han rendido y este fin de semana tuvo en todo el territorio estadounidense una nueva protesta, la tercera, contra la actual administración. Washington, la capital, fue el principal escenario de la marcha, que se replicó en cientos de ciudades del país norteño.
Para las manifestantes la situación está empeorando en el país y tienen un presidente que desprecia a la gente y se burla de ella, por lo que es necesario salir a las calles a expresar su rechazo y buscar un cambio.
Esta protesta ha estado marcada por un escenario distinto. El sector femenino ha ido ganando preponderancia en el plano político. En las llamadas elecciones de medio término de noviembre pasado las mujeres tuvieron el protagonismo obteniendo 131 escaños del Congreso.
Mujeres de origen latino, musulmán e indígena lograron asientos en el órgano legislativo, marcando una gran diferencia en el 2018, que ya algunos analistas definen como el año de las mujeres furiosas, las cuales además denunciaron los abusos sexuales en la industria cinematográfica y la conducta dudosa de algunos funcionarios designados por Trump.