Por María Josefina Arce.
Nacido en la tierra de uno de los hombres más grandes de la historia americana, El Libertador, Simón Bolívar, bebió de su ideario que fue guía de su obra y vida revolucionaria. El fallecido presidente Hugo Chávez libró una lucha sin cuartel por la dignidad y la unidad de todos los venezolanos y de los pueblos latinoamericanos.
Seis años se cumplen de su desaparición física y hoy sus compatriotas defienden la obra humanitaria que les legó y que les ha permitido un presente y un futuro.
Venezuela es asediada por Estados Unidos y la oligarquía latinoamericana, pero el país sudamericano resiste y se levanta con esa dignidad que conquistó la Revolución Bolivariana de la mano de Chávez.
Los venezolanos se niegan a perder todas las conquistas del proceso liderado por Chávez que ha llevado salud a cada ciudadano y a cada rincón de la amplia geografía del país.
Venezuela es desde el 2005 un Territorio Libre de analfabetismo, gracias a la campaña de alfabetización desarrollada por el gobierno de Chávez y a los programas educativos puestos en marcha para garantizar la continuidad de los estudios.
Mujeres, niños, ancianos y personas con alguna discapacidad fueron los grandes beneficiaros de las múltiples iniciativas que llevó a cabo la revolución bolivariana y que puso fin a décadas de neoliberalismo y desigualdades.
En el plano internacional dejó una obra de profundo humanismo y solidaridad. Su lucha por la unidad de los pueblos latinoamericanos frente a la injerencia de Estados Unidos, se tradujo en la conformación de bloques regionales, soberanos e independientes.
Junto al líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, también su maestro y guía, dio vida al ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que desde su surgimiento en 2004 ha desplegado diversos programas sociales en las naciones que la conforman para coadyuvar a su desarrollo.
PETROCARIBE, UNASUR, Unión de Naciones Suramericanas, CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, también nacieron de su iniciativa para dotar al continente de mecanismo de unidad e independientes, tan necesarios ante las ansías hegemónicas del vecino del Norte.
Chávez trajo luz y esperanza no solo a millones de sus compatriotas, sino que su generosidad no tuvo límites y se extendió a los pueblos más humildes de la región, con quienes como el apóstol cubano, José Martí, quiso su suerte echar.