Mantener viva la integración suramericana

بقلم: Maite González Martínez
2019-03-19 07:48:57

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Por María Josefina Arce

Eran de esperar los ataques contra UNASUR, Unión de Naciones Suramericanas. Los nuevos gobiernos derechistas de América Latina no están interesados en mantener un mecanismo que busca la integración e independencia del área, lejos de la tutela de Estados Unidos, un país con el que se han alineado en contra de los pueblos.

Hace varios meses algunas naciones miembros expresaron su intención de abandonar el bloque, lo que ya hizo efectivo Colombia, que bajo el gobierno del presidente Iván Duque se ha prestado a todo tipo de maniobras contra Venezuela, precisamente fundadora de este mecanismo, el cual ha dado vida a proyectos conjuntos a favor de sus pueblos.

Ahora Ecuador, que durante la presidencia de Rafael Correa tanto contribuyó a los esfuerzos regionales de integración en aras del beneficio de las naciones latinoamericanas y caribeñas, ha perdido el camino independiente y se ha sumado al show.

En los últimos días Quito anunció que se retirará de UNASUR y exigió la devolución del edificio que en la capital ecuatoriana alberga la Secretaría General del organismo regional.

No resulta sorpresiva la decisión del presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, si tenemos en cuenta que en los últimos tiempos trajo de vuelta al país al FMI, Fondo Monetario Internacional, conocido por sus recetas de ajuste, un neoliberalismo desterrado por su antecesor Rafael Correa.

Moreno también reconoció al ilegalmente autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, en una acción contra la voluntad del pueblo venezolano que ratificó en las urnas en mayo pasado a Nicolás Maduro como el jefe de estado constitucional y legítimo del estado suramericano.

Variados han sido los ataques contra UNASUR. De hecho bajo la presidencia pro témpore de la Argentina de Mauricio Macri en 2017 se buscó llevar al bloque por el camino del gran capital y se intentó poner como secretario general a un adepto a la tristemente célebre OEA, Organización de Estados Americanos.

Ahora esos gobiernos que les dan la espalda a los pueblos y se someten al capital han llegado a proponer la creación de un nuevo mecanismo: PROSUR, que hasta el momento no ha logrado despegar.

Bolivia que en la actualidad asume la presidencia pro témpore ha respondido de inmediato. El canciller Diego Pary señaló que UNASUR tiene problemas, pero sigue vigente y ofreció los predios del Parlasur en Cochabamba, para albergar la nueva sede de la Secretaría General.

Las autoridades bolivianas, que han dado muestras de su accionar soberano, buscan mantener un bloque necesario para el diálogo entre sus naciones miembros y que ha permitido rebasar diferencias, de manera pacífica, además de incentivar el comercio y preservar la identidad del continente.

Bolivia vela por la independencia de los pueblos del área ante los planes hegemónicos de Estados Unidos y sus aliados, y por eso apuesta por un mecanismo nacido de esa necesidad de aunar esfuerzos en aras del bienestar de sus más de 400 millones de ciudadanos.



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