Por: Guillermo Alvarado
Resulta estremecedor pensar que los niños que están naciendo en estos tiempos, que podrían ser nuestros hijos, nietos o sobrinos, vivirán 20 meses menos de lo que podrían hacerlo, por el simple hecho de respirar el aire contaminado que suele poblar las ciudades del mundo.
Así lo demostró el estudio titulado “Estado del Aire Global 2019” publicado esta semana por el Instituto de Efectos sobre la Salud, de Estados Unidos, en el que contribuyeron numerosos académicos.
El aire contaminado le robará inexorablemente un año y 8 meses de vida a millones de seres humanos, sobre todo debido a las llamadas “partículas en suspensión”, PM por las siglas de su nombre en inglés Particulate Matter, porciones infinitamente pequeñas de sustancias tóxicas o irritantes que ingresan a nuestro cuerpo cada día.
Si bien suelen tener diverso tamaño, las más peligrosas y frecuentes son las llamadas PM2,5, es decir que miden apenas dos y media micras, por lo que al respirar se introducen hasta los lugares más recónditos de los pulmones, desde donde comienzan a hacer un insidioso trabajo de zapa en la salud, sobre todo de los niños que suelen ser los más afectados, junto a ancianos y pacientes de enfermedades crónicas.
En su composición se mezclan minúsculos granos de hollín, carbono, polvo, polen, humo, gases y otros productos de la combustión en fábricas, sistemas de calefacción doméstica y motores, sobre todo cuando estos funcional mal.
Recientes investigaciones señalan, además, que al llegar a los alvéolos pulmonares pueden desde allí entrar al torrente sanguíneo y llegar y depositarse en el cerebro.
De acuerdo con Ben Barret, de la Universidad King's College de Londres, encargado de un programa de estudio de los efectos de las PM en menores de edad, no es que necesariamente vayan a desarrollar un tipo determinado de enfermedad, sino que sus cuerpos tendrán menos capacidad de enfrentar desafíos de salud al llegar a la adolescencia o la edad avanzada.
Con los nuevos datos el abanico de peligros es mucho más amplio, pues va desde los problemas pulmonares y respiratorios, hasta los cardiovasculares e infartos y llega incluso a potenciales problemas de obesidad o demencia.
Para que se tenga una idea de la situación, un estudio de la universidad británica Queen Mary reveló en varias placentas la presencia de pequeñas manchas oscuras, muy parecidas a las detectadas en los pulmones por el efecto de las partículas en suspensión.
Hoy día la contaminación ambiental provocada por el insensato modo de vida, consumo y producción del ser humano se ha convertido en la quinta causa de muerte en el mundo, por encima de otros problemas, como la desnutrición, el alcohol y las drogas, pero ya sabemos que también le robará casi dos años de vida a la más joven generación de nuestra especie.
Entonces, contaminar ¿no podría equipararse a cometer un delito? Pienso que sí, ¿y usted, amigo?