Por: María Josefina Arce
Las últimas declaraciones del presidente norteamericano, Donald Trump, sobre los indocumentados y las ciudades santuario hacen preguntarse a muchos que busca. Y es que las acciones del inquilino de la Casa Blanca pueden ser en muchos casos irreflexivas e irracionales, tomadas al calor del momento, pero siempre tienen una finalidad muy clara.
Hace meses Trump afirmaba que "las urbes santuarios representaban una amenaza para la seguridad pública al no dar caza a los indocumentados", ahora ha manifestado su intención de inundarlas con los inmigrantes ilegales.
¿Ha recapacitado el mandatario sobre su postura xenófoba y decidido rendirse ante los hechos?, Nada más alejado de la verdad. Presionar a los demócratas es lo que busca el mandatario, atrapado en una compleja situación en la línea fronteriza, donde miles de personas esperan para entrar en territorio estadounidense.
Ante su fracaso en el Congreso de obtener los miles de millones de dólares que busca para construir su polémico muro en la frontera con México, se ha visto el presidente sobrepasado, frustrado y sumamente criticado.
Tump quiere que los demócratas cedan a su petición. De ahí que trate de crear una situación de crisis e involucrar a esas ciudades que han desafiado en todo momento su actitud discriminatoria y antiinmigrante, y ponen en práctica políticas más acogedoras y menos discriminatorias hacia los indocumentados.
De hecho lo ha reconocido abiertamente. Afirmó que cómo los demócratas no están dispuesto a cambiar lo que denominó como peligrosas leyes migratorias, está considerando enviar a los indocumentados a las ciudades santuario.
Desde su campaña electoral el mandatario centró su atención en esas urbes, que se han negado a colaborar con las autoridades y defienden a los inmigrantes, Ya en la Casa Blanca amenazó con retirarles la ayuda federal, otra batalla perdida.
Las autoridades de esas ciudades respondieron de inmediato ante la amenaza del presidente, a quien recordaron que los inmigrantes son personas y no peones que pueda utilizar para su juego político.
El alcalde de San José, California, Sam Liccardo, optó por dar la bienvenida a cualquier familia que esté dispuesta a soportar dificultades extraordinarias y correr grandes riesgos para ser parte del país, mientras que el jefe edil de Nueva York, Bill de Blasio, afirmó que esa siempre será la ciudad de los inmigrantes.
Para el gobernador del estado de Washington, Jay Inslee, no se puede amenazar a alguien con algo que esa persona no teme”, "Y en el estado de Washington no le tememos a la diversidad, todo lo contrario, nos encanta. Es la base de nuestro éxito económico y cultural. Somos un estado de inmigrantes"
El plan de Trump ya fue rechazado dos veces, primero en noviembre y nuevamente en febrero, porque funcionarios de Seguridad Nacional dijeron que costaría mucho tiempo y dinero.
En el tema de la inmigración el presidente no ha podido anotarse una rotunda victoria, pues si bien son muchos los que lo apoyan y se prestan a su juego, son también muchos los que se oponen a su política de tolerancia cero y recuerdan la gran contribución de los inmigrantes a la economía de Estados Unidos.