Por: Roberto Morejón
El intento de golpe de estado en Venezuela del 30 de abril tuvo entre sus ejecutores a la oposición beligerante local, aupada por Estados Unidos y a Colombia, según la óptica del gobierno bolivariano.
Medios de prensa resaltaron el pedido del presidente de Colombia, Iván Duque, a militares y pobladores venezolanos a sumarse a lo que llamó “el lado correcto de la historia”, es decir, al motín dirigido por los opositores Juan Guaidó y Leopoldo López.
Ambas figuras, del beligerante partido Voluntad Popular, aparecieron junto a un reducido grupo de militares decidido a asaltar una instalación de las fuerzas armadas.
En opinión del canciller venezolano, Jorge Arreaza, crecen las evidencias de “que Bogotá hace parte del intento de golpe de estado”.
Siguiendo las ideas del diplomático, “desde el 23 de enero se ha denunciado un intento de golpe de estado promovido desde el exterior, en Washington, y la cadena de mando ---subrayó Arreaza--- va bajando hasta llegar al presidente de Colombia, Iván Duque”.
Televisoras recordaron que en agosto de 2018 el gobierno bolivariano denunció el intento de magnicidio contra el presidente constitucional Nicolás Maduro, gestado ---dijo entonces--- en una finca en el departamento colombiano de Norte de Santander.
Maduro informó posteriormente la ruptura de relaciones con Colombia porque, según sus palabras, “la paciencia se agotó”.
En febrero último, Colombia fue escenario del intento de introducir por la fuerza en Venezuela una alegada carga humanitaria, rechazada por Caracas por considerarla un canal para la agresión de Estados Unidos.
Los presidentes de Chile, Sebastián Piñera, de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y de Colombia, Iván Duque, aparecieron en la ciudad de Cúcuta junto a Juan Guaidó, autoproclamado presidente encargado de Venezuela a pesar de que ningún poder lo invistió.
El protector del estado venezolano de Táchira, Freddy Bernal, asegura que el gobierno colombiano contrató mercenarios para romper las defensas bolivarianas.
La agencia española EFE aseveró que “el gobierno de Colombia es desde el pasado 7 de agosto, cuando llegó al poder el presidente Iván Duque, la punta de lanza de la presión diplomática latinoamericana que busca restaurar la democracia en la vecina Venezuela”.
Fuerzas progresistas en Colombia manifestaron alarma por la atención prestada por el gobierno a los problemas en Venezuela, en detrimento de planes para frenar internamente los asesinatos de activistas sociales y ex guerrilleros.
Las preocupaciones aumentan en América Latina por las amenazas a la paz asociadas a las exigencias de la administración de Donald Trump de derrocar al gobierno constitucional de Venezuela.
