Las drogas del pentágono

بقلم: Lorena Viñas Rodríguez
2019-05-23 08:01:28

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Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

Autoridades de seguridad nacional de Panamá desmintieron que Cuba tuviese algo que ver con un cargamento de drogas, descubierto recientemente dentro de un contenedor con carbón vegetal fabricado en la Mayor de las Antillas y que era exportado hacia Turquía.

Como informó la Aduana General de Cuba, los sellos del contenedor fueron alterados y los narcóticos introducidos fuera del territorio nacional, y así quedó demostrado tras la investigación hecha en el país canalero.

Cuba mantiene una estricta política de tolerancia cero respecto al narcotráfico y los organismos internacionales así lo reconocen.

No obstante, mentes perversas y algunos medios de comunicación que reciben su línea del norte, intentaron aprovechar el incidente para desprestigiar al país antillano, algo que en este terreno es prácticamente imposible por el compromiso del Gobierno Revolucionario de velar por la salud y seguridad de todos sus habitantes y combatir un flagelo que mata a millones de personas en el mundo.

Quienes ladraron desde Estados Unidos contra Cuba olvidaron que el país del norte si tiene un enorme y frágil techo de cristal, porque no solo alberga el mayor mercado de consumo y venta del mundo, sino porque sus instituciones se han visto involucradas en no pocos y comprobados casos de tráfico de estupefacientes con oscuros y abyectos propósitos.

Muchos se preguntan todavía quién proveía las drogas que por toneladas consumían los soldados estadounidenses durante la guerra de Vietnam, que se extendió a otros países del área, como Laos, Tailandia y Camboya, donde operó la tristemente célebre Air América, que dirigida por la Agencia Central de Inteligencia se dedicó al tráfico de drogas con entusiasmo digno de mejor causa.

Quién no recuerda el escándalo Irán Contras, una acción realizada por oficiales del Pentágono, entre ellos Oliver North, asociados a elementos mafiosos y terroristas de la calaña de Luis Posada Carriles, para trasegar estupefacientes y financiar con las ganancias a las bandas contrarrevolucionarias de Nicaragua.

Que otra cosa, si no suspicacia, puede despertar el hecho de que en Afganistán, donde ocurre la guerra más larga en que se ha visto involucrado Estados Unidos en toda su historia, a pesar de la ocupación militar de ese territorio el cultivo de amapola y la producción y exportación de opioides han crecido desde 2001.

De acuerdo con datos de la Oficina de Drogas y Crimen de la ONU, cuando comenzó la guerra las amapolas se cultivaban en 74 mil hectáreas, cifra que 15 años después se elevó hasta las 328 mil hectáreas.

Antes en Afganistán se extraía la resina del opio y se enviaba al exterior, pero ahora la mitad por lo menos se procesa allí y se transforma en heroína y morfina.

Por cierto, el país que más hace para combatir la exportación de opioides afganos no es Estados Unidos, sino Irán, satanizado y calificado de terrorista por Donald Trump.

Hay más del tema, amigos, que iremos recordando oportunamente.



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