Por: María Josefina Arce.
La mal llamada Radio Martí vería la luz en 1985 y cinco años después se le sumaría TV Martí, que pasarían a engrosar la larga lista de intentos fallidos de Estados Unidos de subvertir el orden constitucional en Cuba.
Erróneamente se pensó que estas transmisiones tendrían la misma efectividad que las realizadas por Radio Europa Libre y Radio Libertad a los países de Europa del Este, en el sentido de favorecer la destrucción de la Revolución Cubana.
Y es que la difusión de falsas noticias para distorsionar la realidad cubana es la base de esos dos medios de comunicación, que durante años han violado normativas internacionales al penetrar, sin autorización, el espectro radioeléctrico cubano.
Escándalos de nepotismo y corrupción han salido a la luz sobre esos dos medios, que al parecer ahora han caído en desgracia. Una interesante información del sitio web CUBADEBATE refiere que una auditoria reveló que las transmisiones de Radio y TV Martí están llenas de mal periodismo y propaganda ineficaz.
Los cinco expertos del panel independiente que llevó a cabo la investigación afirmaron que el periodismo en esa radio, televisión y página digital es parcial, no proporciona contexto y defiende las causas disidentes cubanas de línea dura.
Esa ha sido siempre el modus operandi, tanto de radio como TV Martí, que nunca han ejercido un periodismo imparcial y veraz, siempre han manipulado la información a su antojo y llenado el bolsillo de unos pocos, que tienen en su supuesta defensa de los derechos del pueblo cubano un lucrativo negocio.
Tanto uno como otro constituyen una ofensa a todos los cubanos por llevar el nombre de nuestro Héroe Nacional, un hombre que puso su inteligencia, pluma, energía y vida a luchar por la independencia y soberanía de Cuba.
En reiteradas ocasiones Cuba ha denunciado que Estados Unidos viola las normas internacionales en esta materia, al invadir el espacio cubano con frecuencias radioeléctricas enviadas desde su territorio y de otros países, así como desde un globo aerostático y aeronaves, que interferían frecuencias de radio en ondas medias y frecuencia modulada que se encuentran en servicio en el archipiélago.
Durante años se han dilapidado millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos en un proyecto que, como otros, han demostrado su ineficacia para derrocar a la revolución cubana y solo ha servido para engrosa los fondos de quienes han hecho de los ataques contra Cuba un negocio, y ahora ven con temor cómo podría secarse la fuente.
Insignificante es la cifra de la audiencia a la que logran llegar estos ilegales medios, que no han tenido el menor éxito en todas estas décadas y que por contrario, han sido objeto ya de varias auditorias por escándalos y malversación de fondos. Más claro ni el agua.