Por: Guillermo Alvarado
En trabajos recientes he comentado que en la región se desarrolla una versión modernizada de la Operación Cóndor, la transnacional del crimen organizada por Estados Unidos en la segunda mitad del siglo pasado y que fue responsable de decenas de miles de asesinados y desaparecidos.
Gracias a declaraciones del mismo presidente Donald Trump sabemos que los objetivos actuales son los gobiernos revolucionarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua, contra los que se emplea todo el arsenal posible de agresiones, incluyendo la amenaza del uso de la fuerza militar.
De hecho, el Pentágono cuenta con bases en varios países, como Panamá, de donde nunca salió en realidad, y en Colombia, cuya población sufre el descabezamiento sistemático del movimiento social, indígena, campesino, ambientalista y de defensores de los derechos humanos.
En ninguno de los casos se trata de métodos improvisados, pues todo lo que se ha aplicado en América Latina y El Caribe ya fue experimentado en otras regiones y sus resultados fueron debidamente analizados, cuantificados y actualizados.
La Operación Cóndor, por ejemplo, es hija directa del Programa Fénix implementado por la Agencia Central de Inteligencia, CIA, en Vietnam y otros países vecinos con el propósito de “pacificar” las provincias del sur.
Controlada por William Colby, después director de la CIA, y bajo el mando directo de Nelson Brickman, Fénix fue un complejo entramado de acciones que incluyeron el reclutamiento de informantes, el secuestro de dirigentes políticos, estudiantiles, sindicales y periodistas y el asesinato de quienes mediante torturas resultasen identificados como miembros o simpatizantes del Frente de liberación nacional de Vietnam.
Para este efecto se crearon unidades especiales de ejecución de opositores, ya fuese por medio de francotiradores u operaciones terroristas con el uso de explosivos, fósforo blanco, napalm y otras armas de fabricación estadounidense.
El mismo Colby reconoció en 1971 ante una comisión del Senado norteamericano que durante la Operación Fénix fueron asesinados 20 mil 587 sospechosos, hombres, mujeres o niños, si bien las autoridades vietnamitas denunciaron que las víctimas fueron más de 40 mil.
Por cierto, para que se vea cómo Estados Unidos es generoso en distribuir las regalías de la muerte, muchas de estas barbaridades se cometieron en cámaras de tortura fabricadas en todo Vietnam del sur por la firma Pacific Architects&Enginners, con sede en Arlington, Virginia.
Tales son los antecedentes del vuelo del Cóndor sobre nuestra región, donde debemos estar preparados para cualquier contingencia sabiendo que el imperio norteño, una vez asesino, siempre será asesino.