Por: Roberto Morejón
Con cinco paros laborales de la ciudadanía durante su mandato, el empresario neoliberal Mauricio Macri, presidente de Argentina, se acercó al récord negativo del ex primer mandatario Raúl Alfonsín, quien sufrió 13 huelgas generales.
Por supuesto, Macri NO llegará durante este período a alcanzar a Alfonsín, pero si se reeligiera, como es su deseo hasta ahora, podría pasar a encabezar la lista.
Ahora bien, la aspiración del inquilino de la Casa Rosada está en entredicho ante las críticas por su devastadora ejecutoria.
Como se evidenció durante el más reciente paro nacional, el quinto durante el gobierno macrista, los argentinos vaciaron las calles, paralizaron el transporte y protestaron porque están hartos de soportar los efectos del recorte de gastos públicos.
Dotado de enormes riquezas naturales, el país austral presenta a tres de cada diez jóvenes con problemas para comer bien, fundamentalmente por causas económicas.
Los índices de inseguridad alimentaria abarcan a la tercera parte de los segmentos por debajo de 18 años y comienzan a notificarse escuelas sin calefacción, por carencia de infraestructura, en el actual invierno.
En el más reciente cese de actividades laborales reaparecieron las ollas populares que sirvieron a miles de personas necesitadas de sopa caliente, a pesar de que Argentina está en capacidad de producir alimentos para 440 millones de personas, porque es un granero colosal.
Con despidos masivos en los sectores público y privado, cierre de empresas, 40 por ciento de pobreza, alzas en las tarifas de energía eléctrica y gas, depreciación del peso y repunte inflacionario, Argentina exhibe un panorama desolador.
Macri NO atiende demandas sindicales como la reducción de impuestos y aumento de salarios para equiparar la inflación de 55 por ciento.
A quien escucha es al Fondo Monetario Internacional, al que solicitó un préstamo a pesar de sus nefastos precedentes en Argentina.
Macri obligó así a sus compatriotas a apretarse más los cinturones porque el empréstito se acompañará de nuevas rebajas de presupuestos públicos.
A estas alturas, el régimen neoliberal castigó tan reciamente al país que muchos simpatizantes de Macri lo abandonan y empresarios extranjeros parten ante la incertidumbre reinante.
El rechazo al estadista se ilustra en sus bajos índices de popularidad y afecta a la alianza Cambiemos que lo llevó al triunfo en 2015, sacudida ahora por la crisis.
Argentina se acerca a las elecciones de octubre en recesión en medio del fantasma de su gigantesco default de 2002, un escenario nada similar al pronosticado por Cambiemos durante la última campaña electoral.