Por: Roberto Morejón
El recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos afecta a los cubanos residentes en el país norteño y en el archipiélago caribeño, y en ese último ámbito destacan las repercusiones negativas en las filas de trabajadores privados.
Los empleados por cuenta propia implican una modalidad ampliada en Cuba hasta las 595 mil personas, entre otras razones por la reducción de las plantillas en instituciones oficiales.
Hablamos de un segmento representativo del 13 por ciento de la población económicamente activa y sobre el cual el Estado reafirmó su voluntad de favorecer su desarrollo en orden y legalidad.
Una parte de ese personal en faenas por su propio arbitrio obtiene su sustento en la conducción de autos, arrendamiento de viviendas, elaboración y venta de alimentos y fabricación y expendio de artesanías.
Se les ve en las calles de La Habana, Cienfuegos o Trinidad, ciudades muy relacionadas con los vacacionistas foráneos, entre ellos los que llegaban a bordo de cruceros, incluyendo estadounidenses.
Pero esos buques cancelaron sus escalas en puertos cubanos como parte de las más recientes restricciones de la Casa Blanca para asfixiar a los nativos de este archipiélago y lograr, según aspiran, concesiones políticas.
Aunque NO las descartaban, los empleados privados recibieron con preocupación las más recientes medidas punitivas de Washington.
Entre ellas el establecimiento total del título III de la Ley Helms Burton, nuevos impedimentos al envío de remesas y el cese de los contactos denominados pueblo a pueblo, por el que se desplazaban a Cuba grupos interesados en palpar la realidad de este archipiélago.
Por supuesto, las personas desenvueltas en Cuba en espacios NO estatales estarán protegidas por el gobierno y organizaciones sociales.
La Central de Trabajadores de Cuba, soporte de todos los sindicatos, emitió una declaración para reiterar su disposición a continuar representando a la mano de obra privada y defender sus derechos, al igual que el de los demás empleados.
El documento del gremio apunta atinadamente a la hipocresía de la administración estadounidense.
Estados Unidos siempre proclamó su interés de “empoderar” a los privados en Cuba y ahora les cortan las vías para obtener una parte significativa de sus ingresos.
Está clara la gran falsedad: al girar la tuerca una vez más en torno a los cubanos nadie queda libre de los efectos, por mucho que Donald Trump, John Bolton y Mike Pompeo digan lo contrario.
Sin embargo, los trabajadores cubanos por su propia opción NO están desmoralizados y resistirán junto a la clase obrera desempeñada en el ámbito estatal.