Por María Josefina Arce
Las revelaciones de los últimos días del sitio digital The Intercept confirman lo que estaba claro: la persecución política de que fue objeto el ex presidente brasileño Luis Inacio Lula Da Silva para impedir su victoria en las elecciones de octubre de 2018, lo que se daba por seguro como arrojaban las encuestas.
La figura clave de la trama de supuesta corrupción creada alrededor de Lula es el actual ministro de Justicia, Sergio Moro, quien participó en las investigaciones de Lava Jato y que en su momento dijo que no aspiraba al cargo que ahora ocupa en el gabinete del controvertido presidente Jair Bolsonaro.
La causa de Lava Jato ha quedado en entredicho con la publicación, de manera exclusiva, por The Intercept de una serie de reportajes, que prueban el intercambio de mensajes sobre la figura de Lula entre el entonces juez Sergio Moro y el fiscal de la operación, Deltan Dallagnol.
De acuerdo con la publicación Moro orientó, alertó y estimuló al procurador Dallagnol, al frente de Lava Jato, durante los procesos contra el ex presidente, amplio favorito del electorado de cara a los comicios del pasado año.
Los documentos ahora dados a conocer dejan claro que se mintió ante el Tribunal Superior y se le adjudicó falsamente al ex mandatario un apartamento triplex, en el litoral de Sao Paulo, que supuestamente recibió de una constructora a cambio de obtener contratos en la estatal empresa Petrobras.
Asimismo, hacen públicas las motivaciones políticas que guiaron las acciones de la Lava Jato y revelan cómo Moro instruyó a Dallagnol y sugiere cambios en las fases de la operación, proporcionando pistas y fuentes para la investigación, violando la neutralidad de magistrado.
Las arbitrarias indagaciones llevaron a prisión a Lula, quien desde el 7 de abril de 2018 cumple condena por supuestos actos de corrupción. El ex dirigente sindical fue condenado en un primer momento a doce años de cárcel, sentencia que fue reducida a casi nueve años por la Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia de Brasil.
La defensa de Lula recordó que en un comunicado formalizado ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU en julio de 2016 se demostró con innumerables pruebas que en la Lava Jato hubo una actuación combinada entre los fiscales y Moro con 'el objetivo preestablecido y clara motivación política, de procesar, condenar y retirar la libertad de Lula'.
Añade que nadie puede dudar de que los procesos contra el ex presidente están corrompidos por las más graves violaciones de las garantías fundamentales y por la negativa de derechos...El restablecimiento de la plena libertad de Lula es urgente, así como el reconocimiento de que no practicó ningún crimen.
Los reportajes The Intercept fueron rechazados por los implicados, quienes alegan que los mensajes fueron sacados de contexto y obtenidos de manera fraudulenta.
Pero una cosa está clara en los reportajes del sitio digital, que dijo poseer más material sobre la actuación ilegal de Moro y de los fiscales, y es que dejan en evidencia toda la presunta cruzada anticorrupción y arrojan luz sobre la persecución política de la derecha contra Lula Da Silva, el favorito en 2018 del electorado brasileño por los cambios que se registraron durante sus dos mandatos en Brasil, donde millones de brasileños dejaron atrás la miseria.