Por: Roberto Morejón
El Río Bravo, esa frontera geográfica y simbólica que separa a Estados Unidos del sur de América, se ha convertido en un lecho de muerte.
La foto que refleja a un padre salvadoreño abrazado a su hija, muertos por ahogamiento en el Río Bravo, remarcó el drama humano relacionado con el éxodo de migrantes desde el Sur empobrecido hacia la principal potencia del mundo.
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La familia salvadoreña llevaba dos meses a la espera de un turno para solicitar asilo en Estado Unidos, pero la demora intencionada de esos
procesos ordenada por la administración de Donald Trump provoca desesperación en los candidatos.
Los migrantes, principalmente centroamericanos, soportan temperaturas de más de 40 grados centígrados, evaden las patrullas y caen en las redes de los coyotes y narcotraficantes en su camino hacia el Norte opulento.
Hasta niños solos incursionan por México en un azaroso trayecto que los lleva a ser apresados cuando logran pasar al vecino poderoso.
Allí los hacinan junto a adultos en campos de concentración, con condiciones de salud precarias, al punto de fallecer cinco infantes guatemaltecos en seis meses.
El drama hizo exclamar a Jess Morales Rocketto, directora del grupo activista Families Belong Together, que “la muerte de un solo niño bajo custodia de nuestro gobierno es una horrible tragedia”.
Sin embargo, la administración de Donald Trump insiste en su absurda y represiva política de tolerancia cero a los inmigrantes.
Los caminantes persisten en su intento de llegar al Norte, porque huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Tan solo en abril último la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos realizó poco menos de 100 mil detenciones en la frontera con México, en circunstancias vejaminosas para los optantes de acogida.
El magnate republicano insiste en calificar a los viajeros que llegan muchas veces en caravanas y otras en pequeños grupos como delincuentes y drogadictos, todo para complacer a su base electoral, contraria a recibir a extranjeros procedentes del Sur empobrecido.
Algunos medios de noticias más agudos acusan a la Casa Blanca de mentir porque la mayoría de los migrantes capturados por la Patrulla Fronteriza NO parecen criminales.
Contra tanto odio se estrellan las esperanzas de los caminantes y NO por casualidad América ocupa el segundo lugar a nivel mundial en número de migrantes muertos. Ya se contabilizan 106 entre enero y mayo, la mayoría de ellos en el borde estadounidense-mexicano.
Ello ocurre mientras Estados Unidos acoge fríamente una propuesta atinada de México para fomentar programas económicos en Centroamérica a fin de atenuar el flujo de personas que huyen en busca del llamado sueño americano.
