Por: Roberto Morejón
Como el eslabón esencial y actor más importante del modelo económico cubano radica en la empresa estatal socialista, el gobierno está muy al tanto de su funcionamiento y en ese sentido ejercen un papel clave las juntas de gobierno.
Creadas para supervisar el desempeño del sistema empresarial cubano, las Juntas representan los intereses del Estado y adoptan medidas para una mayor eficiencia y mejores resultados de las entidades.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, encabezó recientemente una reunión de las Juntas de Gobierno, para examinar el cometido empresarial en momentos cruciales de la economía doméstica.
Cuando el país sufre los rigores de una febril persecución de Estados Unidos porque la administración de Donald Trump recrudeció el bloqueo y aplica sanciones, el gobierno cubano otorga prioridad a la economía y la defensa.
De ahí el énfasis en lograr una mayor cultura empresarial de los directivos, personal calificado y obreros, a quienes se insta a convertir a las entidades en ejemplo por sus resultados productivos y competitividad.
Desde las instancias superiores exhortan al sistema empresarial a destinar utilidades a la innovación, la ciencia, investigaciones y capacitación.
Una mentalidad que conciba las erogaciones para el adiestramiento del personal como un paso ineludible y NO gastos inevitables, es la necesaria en las empresas de la mayor de las Antillas, cuando los recursos y los créditos externos se recortan.
Una formación especializada del personal que labora en el sistema empresarial ayudará al aumento de las exportaciones y reducir importaciones, derroteros clave para vencer el acoso de Washington y desarrollar al país.
En ese contexto son certeros los llamados del primer mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, a romper lo que él y otras personas califican de “bloqueo interno”, es decir, la carencia de sensibilidad ante los problemas, la burocracia y el descuido en la terminación de productos.
El gobierno cubano fortalece además la contabilidad y los controles en general para hacer más con menos, diezmar a los corruptos, y emerger airosos de una situación de asedio externo.
Si los empresarios aprovechan la autonomía otorgada a sus entidades y la convierten en fuente de motivación, será posible multiplicar los aportes de bienes al mercado y beneficiar a la población.
Ahora bien, el énfasis gubernamental no solo se dirige al actor básico de la economía, el sistema empresarial socialista, sino a los servicios y a la rama presupuestada, estimulada con un aumento de salarios que debe incentivar la consagración al trabajo.