Por: Guillermo Alvarado
El gobierno de Estados Unidos, que preside el magnate inmobiliario Donald Trump, comenzó las anunciadas redadas contra inmigrantes indocumentados que residen desde hace años en varias ciudades de ese país, entre ellas Nueva York, Chicago, Atlanta, Los Ángeles y Miami.
La Casa Blanca dijo que el operativo comenzaría el domingo, pero en realidad desde el sábado hubo intentos de capturar a varias personas, tal y como denunció el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quien reiteró que las autoridades de esa urbe mantendrán la condición de santuario y no colaborarán con los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, ICE, por sus siglas en inglés.
Las acciones, que se extenderán una semana, van dirigidas en principio contra unos dos mil migrantes, del millón contra quienes hay órdenes de expulsión que no han sido ejecutadas.
Se calcula que en total diez millones de personas originarias de distintos lugares del mundo viven sin documentación en Estados Unidos, donde representan una fuente de mano de obra barata, no acumulan prestaciones laborales ni se benefician con la mayoría de los servicios públicos.
Estas personas siempre están en un macabro juego a las escondidas con el ICE, que los persigue sin cesar en centros de trabajo, lugares de recreación, hospitales e instalaciones de salud y hasta en las iglesias.
Las redadas, pues, no son nada nuevo, ni las inventó la actual administración y de eso son muestra las decenas de miles de deportados que cada año arriban a países como México, Guatemala, El Salvador y Honduras.
Quizás lo novedoso en este caso es que la misma Casa Blanca anunció con inusitada precisión el momento en que se realizarían, lo que dio tiempo a los sin papeles a prepararse para evitar su captura, gracias a una campaña de muchas organizaciones sociales y humanitarias que dieron instrucciones por diferentes medios.
Otro aspecto es que se intensificó el debate político sobre la inmigración. El mismo presidente abrió al fuego al “sugerir” a cuatro congresistas del partido Demócrata, cuya familia es originaria del exterior, a que vuelvan a sus países
Olvidó, sin duda, que su madre, Mary Anne MacLeod, fue inmigrante indocumentada nacida en la isla de Lewis, en el norte de las Hébridas Exteriores, Escocia, y que sus abuelos paternos llegaron a Estados Unidos desde Alemania a finales del siglo XIX.
Los escasos resultados en las primeras horas confirman que en realidad se trata de un truco de Trump para calentar la campaña electoral. Parte del espectáculo son las imágenes de la visita del vicepresidente, Mike Pence, a un centro de detención en Texas, donde se muestran a unos 400 migrantes hacinados en una especie de jaula.
El objetivo es sembrar el pánico, dar una imagen de fuerza, aunque sea de la bruta, sin que les importe pisotear una vez más los principios humanitarios elementales y no pocas normas del derecho internacional, entre ellas la de conceder asilo a los necesitados.