Por: Roberto Morejón
El ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, parece estar obsesionado con hacerle guiños a su similar estadounidense, Donald Trump, y tratar de menoscabar la impoluta hoja de servicios de los médicos cubanos en la nación de habla portuguesa.
En otro capítulo de una trama tan raída como insultante, el trasnochado Primer Mandatario hizo otras ofensivas manifestaciones en relación con los trabajadores cubanos de la salud que cumplieron misión en Brasil de 2013 a 2018.
El gobernante admirador de la dictadura militar en su país cuestionó la destreza de todos los médicos cubanos, al evocar el tratamiento que ellos aplicaron a un destacado líder latinoamericano.
La alusión derrochó mendacidad, fue grotesca y careció de ética.
Como parte de su nueva andanada de injurias contra los bien valorados médicos de la mayor de las Antillas, Bolsonaro señaló recientemente que el gobierno de La Habana recibía una fortuna por el trabajo de casi 10 mil de ellos.
Según su opaca visión, los doctores cubanos en Brasil vivían en condiciones similares a la esclavitud.
En su oscurantismo, el Jefe de Estado conocido por sus posiciones de odio contra opositores, mujeres, indígenas, afrodescendientes y personas con diversidad sexual, finge desconocer los resultados de estudios aplicados sobre la íntegra gestión de los representantes de salud de Cuba en Brasil.
Más de 113 millones de brasileños recibieron atenciones de los hombres y mujeres de batas blancas procedentes de la Mayor de las Antillas en el Programa Más Médicos, impulsado por la expresidenta Dilma Rousseff.
Los enviados de la nación caribeña bregaron en más de 3 mil 600 municipios y de ellos más de 700 tuvieron médicos por primera vez.
Múltiples testimonios de gratitud de la población eficazmente atendida acompañaron la salida de los profesionales cubanos de la salud de Brasil.
Ellos partieron después de una ronda inicial de ofensas del ultraconservador presidente del gigante sudamericano.
Los hechos desvirtúan sus ataques contra los médicos cubanos que solo se pueden explicar por su anticomunismo visceral y afanes de estar en sintonía con Trump.
Sospechosamente, las calumnias de Bolsonaro parecen copiadas de la liturgia anticubana del secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, y del asesor de Seguridad, John Bolton.
Respondido contundentemente por twits escritos por el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, y el canciller Bruno Rodríguez, Bolsonaro queda nuevamente de espaldas a la historia.
Como escribiera recientemente el expresidente Luiz Inacio Lula Da Silva, preso sin pruebas, “Brasil NO merece escuchar las palabras de odio de Jair Bolsonaro”.
