Por: Guillermo Alvarado

La abrupta caída registrada a mediados de semana en los principales mercados bursátiles del mundo llevó a muchos expertos a presagiar que una etapa de recesión económica podría estar a las puertas, una consecuencia de las erráticas políticas que pone en práctica el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El índice europeo STOXX 600 se desplomó en 1,1 por ciento, las bolsas de Londres y París cayeron entre 1,6 y dos puntos, pero quizás los peores momentos se vivieron en la famosa “calle de la muralla”, Wall Street, de Nueva York, donde los indicadores Dow Jones y Standar and Poors tuvieron momentos negros.

Todo el mundo sabe que es normal que los mercados de valores sufran constantes vaivenes, pero lo sucedido este miércoles fue mucho más que eso, sobre todo en Estados Unidos, donde ocurrió el fenómeno conocido como “inversión de la curva de rendimiento”, algo que hizo recordar el inicio de la crisis financiera de 2008 debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria.

El presidente de la nación norteña, Donald Trump, reaccionó de inmediato y echó la culpa del desastre a la Reserva Federal, FED, que hace las veces de banco central en ese país, y en particular a su director, Jerome Powell, a quien parece que ya olvidó que fue él mismo quien lo nombró para el cargo.

Según Trump, la FED recaudó demasiado, y muy rápido, y ahora no sabe cómo recortar, lo que provocó la caída del rendimiento de los bonos del tesoro y desató el pánico entre los inversionistas.

La verdad parece estar en otra parte, como señaló el analista de Market Securities de París, Christophe Barraud, quien afirmó que la guerra comercial que Estados Unidos desató contra China ya ha tenido impacto en algunas economías sensibles al comercio mundial, entre ellas Alemania y, posiblemente, Italia.

Precisamente las bajas perspectivas de crecimiento en Alemania y una cierta desaceleración de la producción industrial china, figuran entre las principales causas de pesimismo en las mas grandes bolsas del mundo.

Entonces, no hace nada Trump al regañar a la FED y al señor Powell, porque al fin y al cabo lo único que está ocurriendo es que el boomerang que lanzó de manera irresponsable al iniciar un injustificado aumento de aranceles a las producciones chinas, que después llevó a otras partes, ahora vino de regreso y golpeó con fuerza donde más le duele al imperio capitalista, en la economía.

Si realmente el mundo se encamina a una recesión como la de hace una década, que destruyó millones de empleos y dejó sin vivienda ni recursos financieros a miles de personas en todo el mundo, es algo que todavía no se puede asegurar por completo.

Pero de que el sismo bursátil de esta semana es un aviso de que algo anda muy mal y puede reventar de súbito, de eso si que no hay dudas.

Algunos especialistas lo ven y lo advierten, pero políticos como Trump siguen mirando en sentido contrario y nos hacen recordar aquella frase que define a un extremista y que dice así: si la realidad no coincide con mis ideas, tanto peor para ella.