Por: Guillermo Alvarado
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dice estar trabajando fuerte para lograr su reelección al cargo en los comicios de 2020, pero varios de sus actos en política interna y exterior parecen ir claramente en la dirección opuesta a sus deseos y le crean más obstáculos que beneficios.
Así ocurrió con las presiones ejercidas sobre su íntimo aliado, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, para que prohibiera el ingreso a su territorio a las dos congresistas estadounidenses Ilhan Omar, de Minnesotta y Rashida Tlaib, de Michigan.
Se trata de las dos primeras mujeres que llegan a la Cámara de Representantes que profesan la religión musulmana y ambas pertenecen al partido Democrata. Además, Tlaib es de origen palestino y tiene una abuela que vive en Cisjordania, donde se proponía visitarla.
Para visitar territorio palestino, sea en Cisjordania o la Franja de Gaza, primero hace falta entrar a Israel y es quizás el único caso en que para visitar a un país, la visa se le tiene que solicitar a otro.
El caso es que la negativa de Tel Aviv despertó mucha indignación, sobre todo en Estados Unidos, porque el mismo Trump hizo público que esto fue por una petición explícita suya al gobierno sionista.
No tomó en cuenta, se le olvidó, o a ninguno de sus asesores se le ocurrió advertirle que la comunidad judía del país norteño vota por los demócratas.
La más grande e influyente organización judía en Washington, el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí, AIPAC por sus siglas en inglés, calificó la medida como un error y el Congreso Judío Estadounidense señaló que el costo político de esa prohibición es más alto que haber permitido la visita.
El New York Times se preguntó ¿A que le tienen miedo Trump y Netanyahu? Y agregó que vetar ese viaje había sido un signo de debilidad.
Al jefe de la Casa Blanca también se le movió el piso con la caída de los mercados bursátiles de hace unos días y los presagios de un período de recesión debido a la contracción de las economías de Alemania y Reino Unido y las dificultades industriales en China.
Si bien en Estados Unidos el desempleo está en un nivel bajo y el consumo es alto, difícilmente podría evadir los daños de una crisis internacional, que varios expertos atribuyen a la errática conducta de Trump desde que asumió su cargo.
El ex secretario de Trabajo, Robert Reich, dijo a la prensa que el presidente no sólo desconoce los detalles, sino que miente sobre aquellos que conoce.
A su vez el Wall Street Journal, aliado de este gobierno, aconsejó a Trump que deje de hacer amenazas por twitter y emprenda negociaciones serias y le recordó que ningún presidente que haya gobernado en período de recesión en sus dos últimos años de trabajo, ha logrado la reelección.
Falta un poco más de un año para los comicios, pero entre los embustes que dice y sus políticas equivocadas, Trump está labrando él solo su camino al infierno.