Por: Pedro Martínez Pírez
Cuba, el primer país de América Latina que erradicó el analfabetismo de su territorio, hace ya 58 años, se apresta a iniciar un nuevo curso escolar garantizando a los estudiantes de todos los niveles la gratuidad de la enseñanza.
Más de un millón 700 mil alumnos de las enseñanzas pre-escolar, primaria, secundaria y preuniversitaria serán beneficiados por esta tradicional política de la Revolución Cubana en el curso venidero, a lo cual se agregan otros 240 mil estudiantes de la Educación Superior.
La noticia tiene mayor valor si se tiene en cuenta que Cuba sufre desde hace casi seis décadas un criminal bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, que se ha recrudecido durante la actual administración de Donald Trump.
Mantener en la isla en esta difícil coyuntura una cobertura universal y gratuita de la enseñanza en todos los niveles, así como de los servicios de Salud, confirma la voluntad del actual gobierno de dar continuidad a lo que han sido pilares de la Revolución Cubana, reconocidos tanto por la UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, como por la OMS, la Organización Mundial de la salud.
El reciente aumento salarial a los trabajadores de la Educación y la Salud ha venido a fortalecer a esos dos bastiones de la Revolución Cubana, que figuran también como derechos constitucionales del pueblo en la Carta Magna aprobada este año en Cuba.
A los servicios de Educación y Salud se dedica 51 por ciento del presupuesto de este año en Cuba, lo cual contrasta con la situación que afrontan en esos ámbitos los pueblos de muchas naciones de Nuestra América.
“El pueblo más feliz es el que tenga más educados a sus hijos” y “la mejor medicina es la que precave”, decía José Martí, el más universal de los cubanos, y esos apotegmas sirven de sustento a la Educación y a la Medicina cubanas.
