Por: Roberto Morejón
La estrategia en medio ambiente del ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, es la responsable de la catástrofe aún en marcha en la zona de la Amazonía, hacia donde se dirigen las miradas de millones de personas en el mundo, preocupadas por los daños a una selva de todos.
Después de eludir sus obligaciones, acusar desvergonzadamente a las Organizaciones NO Gubernamentales de conspirar contra él y negarse a respaldar el combate a las llamas, el ex capitán del ejército brasileño envió recursos a la zona desolada.
Bolsonaro lo hizo ante la presión internacional, pues hasta fue increpado por el presidente francés Enmanuel Macron, además de recibir críticas de Alemania y Noruega y la suspensión de su ayuda en la esfera ambiental.
Casi es unánime la visión de que las estrategias erráticas y perversas del otrora congresista son las causantes de las deflagraciones, el humo y los perjuicios al bien llamado pulmón básico del planeta.
Gracias a las “iniciativas” de Bolsonaro y de sus derechistas colaboradores como el canciller Ernesto Araujo negado a admitir el calentamiento global, agricultores brasileños derriban miles de árboles para extender sus tierras de pastoreo.
Se amparan en la flexibilización del Jefe de Estado de los controles ambientales y aprovechan que la deforestación aumentó progresivamente en Brasil hasta crecer en julio 212 por ciento en relación con el mismo mes de 2018.
Un sondeo del sitio web InfoAmazonía indica que entre los 10 municipios con más incendios, siete están entre los más castigados por deforestaciones precedentes.
Otros seguidores de los extremismos de Bolsonaro son los traficantes de la minería, quienes esperan por una decisión del gobernante para permitir las excavaciones en tierras indígenas, muchas de ellas en la floresta.
Mientras el país sudamericano vive la mayor oleada de incendios de los últimos cinco años, prosiguen las ocupaciones ilegales de tierras en la Amazonía que a su vez alimentan las quemas.
Bolsonaro admite tales incautaciones y además redujo 38 por ciento de recursos a la prevención y control de igniciones, 42 por ciento a la partida para la concesión de licencias ambientales y 95 por ciento a la agenda climática.
Con razón el periódico alemán Frankfurter Runschau se adelantó a opinar que Bolsonaro puede ser llamado acertadamente un incendiario, aunque el rotativo Standard de Viena fue más rotundo al calificar al gobernante brasileño como el hombre más peligroso del mundo.
Con todos los indicios hay razones para investigar a fondo la gestión medio ambiental del ultraconservador Jair Bolsonaro.