Por: Guillermo Alvarado
Decíamos ayer que Estados Unidos tiene en América Latina y El Caribe 75 bases militares, de distinto tamaño y tipo de funcionamiento, pero no es en absoluto la única potencia que ha asentado personal bélico en nuestra región con fines de dominación colonial y control de territorios.
Quizás el caso más conocido sea el de las islas Malvinas, que forman parte de la soberanía argentina, pero están detentadas de manera ilegal por el Reino Unido, situación que incluso provocó una guerra en la década de los 80 de la centuria pasada.
En Isla Soledad, una de las que forman ese archipiélago, está la fortaleza de Mount Pleasant, una de las mayores de la región con una pista de aterrizaje de dos mil 600 metros de longitud y donde están asentados de manera permanente mil 500 efectivos más unos 500 trabajadores civiles británicos.
Posée instalaciones similares a las bases que el Reino Unido tiene en Iraq, entre ellas silos y rampas de lanzamiento de proyectiles nucleares. Ese lugar también es utilizado por la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, del que es parte, no olvidemos, Estados Unidos.
En Belice, país que fue colonia durante muchos tiempo del Reino Unido y ahora tiene una independencia parcial, hay una base para entrenamientos militares, donde también ha habido presencia de otros miembros de la OTAN.
De igual manera en Guadalupe, un departamento de ultramar de Francia y por lo tanto un apéndice de la Unión Europea en el Caribe, funcionan dos instalaciones del ejército francés que a pesar de estar a miles de kilómetros de ese país, ellos no las consideran bases en el extranjero.
Lo más sofisticado lo tiene París en el territorio de la Guayana Francesa donde hay concentraciones de tropas en Cayena y San Juan de Maroni y está la importante base de Kouru, desde donde la Agencia Espacial Europea realiza sus operaciones y está, por supuesto, fuertemente custodiada.
Francia tiene allí unos 40 mil agentes no oficiales, por lo general miembros jubilados del ejército que están bajo el comando del Estado Mayor de las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia.
Estas fuerzas suelen actuar contra independentistas guyaneses, pero también son un ejército de reserva con capacidad potencial de intervenir en otros lugares de la región.
Colombia, aunque está sembrada de bases estadounidenses firmó en 2016 un acuerdo de cooperación con la OTAN para el intercambio de información y estrategias del ejército local con los demás miembros de esa organización, lo que no contradice su íntima vinculación con el Pentágono que, insistimos, es miembro destacado del grupo guerrerista.
Es un desolador panorama que nos demuestra cómo nuestra región está prácticamente ocupada por ejércitos extranjeros, un obstáculo más para el ejercicio pleno de nuestra independencia y soberanía.