Por Roberto Morejón

En medio de restricciones adicionales por la agudización del bloqueo de Estados Unidos, los cubanos insisten en trabajar para un crecimiento, al menos modesto, de su economía y no desechar los proyectos de desarrollo.

Para alcanzar ese horizonte las autoridades resaltan la importancia de desatar trabas existentes para el mejor desempeño de la empresa estatal socialista.

Definida en el modelo cubano como eje de la economía sin desconocer otras formas de gestión, la empresa estatal debe escalar sitiales descollantes en el avance de la producción y los servicios.

Es cierto que los recursos son muy limitados y el combustible está por debajo de las necesidades, pero funcionarios y expertos subrayan que a las empresas estatales les otorgaron facilidades para su bregar.

Entre esas condiciones más propicias destacan la sustitución de mecanismos administrativos por económico-financieros y la reducción de los trámites para desenvolverse en el contexto local.

Esas formaciones productivas recibieron incluso más autonomía para su gestión y al estimular a sus mejores obreros.

Otro de los beneficios otorgados a las empresas estatales en Cuba es vender bienes a usuarios o concesionarios de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, al oeste de La Habana, y retener parte de los ingresos, en tanto el resto lo entregan al tesoro público.

Sin embargo, el gobierno demanda de ellas mayor rapidez al enlazarse desde el punto de vista productivo con sectores clave como el turismo, la inversión extranjera y la rama no estatal.

Igualmente, espera una respuesta dinámica a fin de progresar en el país hacia el autoabastecimiento municipal y tributar hacia la mejor ejecutoria de renglones clave de la economía, como la industria azucarera.

Al respecto aumentaron las exhortaciones a las Juntas de Gobierno para dirigir de modo más eficaz los procesos de las empresas estatales.

Aclaremos que las Juntas de Gobierno son representantes del Estado cubano encargados de supervisar el funcionamiento del sistema empresarial.

Por lo tanto, esos colectivos adquieren un peso cardinal en momentos en que el país antillano requiere un financiamiento estable para la industria nacional y el crecimiento de las inversiones.

Es de esperar, que como parte de la actualización del modelo económico aplicado desde hace varios años, la empresa estatal cubana gane en eficiencia.

Su gestión se somete a la mirada acuciosa de las autoridades, también enfrascadas en el constante análisis del plan de la economía.

En opinión del presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, Cuba necesita demostrar la viabilidad y el éxito de la empresa estatal como ente fundamental de la economía.