Por María Josefina Arce
No contento con la guerra comercial que mantiene con China, el presidente norteamericano, Donald Trump, ha iniciado el mes de diciembre amenazando con la imposición de sanciones arancelarias a varias naciones lo mismo de América Latina que de Europa.
El mandatario estadounidense decidió retomar el impuesto a las importaciones de aluminio y el acero de Argentina y Brasil, por estimar que ante la debilidad de sus monedas se aprovechan de la fortaleza del dólar para ganar en competitividad y castigar así a los agricultores de Estados Unidos.
Las dos naciones sudamericanas lograron el año pasado quedar fuera de la lista de países castigados por los aranceles del 25 por ciento al acero y del 10 por ciento al aluminio, decretados por Trump como parte de su guerra comercial con China.
La medida contra Brasil, segundo exportador de acero a Estados Unidos, ha asombrado a muchos por lo que parecía una gran afinidad entre Trump y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, quien se ha declarado un abierto admirador del inquilino de la Casa Blanca y un seguidor en varios temas como la tenencia de armas.
En el caso de Argentina es un duro adiós para Mauricio Macri, con quien también al parecer mantenía buenas relaciones. Pero al fin y al cabo Macri ya se va y el golpe lo recibe el nuevo gobierno que asumirá el venidero día 10, presidido por Alberto Fernández, nada del agrado de Washington.
Pero los ataques de Trump van en todas direcciones. Sus socios europeos también están en la mirilla del presidente estadounidense. España y Francia son ahora sus objetivos inmediatos.
El jefe de estado amenazó a Madrid con subir los aranceles a productos españoles, mientras que anunció que impondrá impuestos de hasta 100 por ciento sobre ciertas mercancías francesas.
La Unión Europea aseguró que coordinará con Francia las medidas que hagan falta ante las posibles represalias de Estados Unidos, que acusó a París de llevar a cabo una política discriminatoria respecto a las compañías tecnológicas norteamericanas.
De acuerdo con el anuncio, la lista de productos franceses sujetos a estos gravámenes incluye 63 categorías diferentes con un valor comercial aproximado de 2 400 millones de dólares.
Lo cierto es que el presidente norteamericano va contra todas las banderas y a muchos preocupa el tipo de respuesta que podrían adoptar las naciones amenazadas y hasta dónde puede llegar la escalada de estos enfrentamientos arancelarios, cuando ya desde hace meses se vive la guerra comercial impuesta por Estados Unidos contra China.