Por: Roberto Morejón
Cuba fue una sede propicia para que el ALBA, Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, reafirmara su vitalidad, en momentos de arreciados ataques de Estados Unidos y oligarquías de la región.
Cuando la administración de Donald Trump aplica brutales sanciones a Venezuela, Nicaragua y Cuba, ese último país abrió sus puertas para el debate franco, ante la renovada ofensiva de Washington y subordinados gobiernos conservadores en América Latina.
La cita cimera hizo precisiones certeras a raíz de que fuerzas oscuras mienten groseramente al atribuir a Venezuela y Cuba responsabilidad en los movimientos sociales de protesta en el subcontinente.
El ALBA refutó la imputación y puso al desnudo las razones legítimas de los pueblos al rebelarse contra el neoliberalismo y la represión de autotitulados democracias.
Calificada por el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz Canel como una jornada fructífera, la decimoséptima Cumbre del ALBA rechazó los intentos de Trump de restablecer la aplicación de la Doctrina Monroe y defendió los fundamentos de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Esos postulados quedaron en entredicho por la acción oligárquico-militar en Bolivia al deponer al presidente constitucional Evo Morales, víctima de un golpe, como lo calificó, justamente, el ALBA en La Habana.
El bloque confirmó su proyección como plataforma de coordinación política en defensa de la independencia, la paz y la integración, desde la solidaridad y la cooperación.
Todo ello mientras aspira a recobrar iniciativas útiles como PETROCARIBE y afianzar el Banco del ALBA, direcciones hacia las que se pronunció el presidente venezolano, Nicolás Maduro.
El mecanismo evocó con orgullo planes consumados durante sus 15 años como la Misión Milagro, programas de alfabetización y de cuidado a personas con discapacidad, la formación de médicos en La Habana y en Caracas y el mencionado PETROCARIBE.
A propósito de las misiones de salud, el bien definido como primer frente de integración genuinamente latinoamericano y caribeño rebatió las diatribas del gobierno estadounidense contra esa asistencia humanitaria.
El ALBA refutó los intentos de desacreditar y sabotear la cooperación internacional prestada en decenas de países.
El pronunciamiento llegó en circunstancias pertinentes porque los gobiernos de Ecuador y Brasil y el de facto en Bolivia crearon situaciones inaceptables para la continuidad de misiones cubanas de salud.
Cuando los dignatarios asistentes están de regreso en sus países, es oportuno destacar la oportunidad de la reciente cumbre del ALBA, por vivir momentos cruciales en la región.